Sin embargo, al inicio de la cinta recibo un balde de agua fría a mi templada intención de solo pasar el tiempo, sin pensar mucho. Arranca con una escena fuerte en la que ya se ve hacia dónde nos llevará durante toda la cinta la directora y guionista Greta Gerwig. Ella nos hará salir de la “caja” y nos incomodará una y otra vez, cual sesión terapéutica, pero suavizando con el toque lúdico en todo momento.
DECONSTRUCCIÓN. Aplaudo los planteamientos de deconstrucción de lo que ya no funciona en una sociedad inteligente, inclusiva, de mente abierta, lo cual es constante en la cinta de color pastel y actuaciones sobresalientes. Me sorprendió la cantidad de simbolismos, guiños y homenajes (como a Matrix), así como críticas abiertas incluso a la misma compañía de la cual salió la famosa muñeca: Mattel.
Desde el vamos, supe, lloverán las críticas tanto negativas como positivas, de acuerdo al bando radical que tome el espectador, si va con la idea de confrontación, y se coloca en la posición de team rosa versus team celeste, lo cual NO es el mensaje.
Cuando se empieza a conversar acerca de por qué las niñas se aburren de jugar con bebés y eligen a la muñeca con forma de mujer, se espera que muchos radicales salten de la silla y se queden en lo literal de la escena, o un mensaje de “las niñas ya no quieren ser mamás, quieren jugar a ser mujeres profesionales dedicadas a la carrera y no a la familia”.
Sin embargo, durante toda la trama se dan situaciones como esta, cargadas de cuestionamientos a todo tipo de creencias ya no funcionales, ante lo que generó la libertad de expresión en las redes y el acceso a la información a través de internet, el cambio de pensamiento de las nuevas generaciones que apunta a dar espacio a la diversidad y convivir armónicamente en ella.
Muchas veces la película presenta realidades incómodas, desagradables y que viéndolas en pantalla grande, en situación lúdica, en tono de sátira, farsa y hasta caricaturesca en ocasiones, nos preguntamos cómo es posible que todavía existan conductas así, que según considera el personaje convincentemente interpretado por Robbie, creyó evolucionar desde la aparición de la primera muñeca a fines de los cincuenta, y al salir de Barbieland ve que no fue así.
Es por todo esto que muchos dicen y coincido en que esta película es la versión Matrix femenina y qué mejor simbolismo que el salir de la “caja” y despertar, tomar conciencia de tantas realidades que ya no deberían ser y que hacen, como a la Barbie en su progresivo despertar de conciencia, derramar lágrimas y empatizar con lo humano.
terapéutico. Como se dice en terapia, los niños aprenden lo que viven, y en el juego colocan vivencias, emociones, sentimientos y expresan y procesan en ese momento lúdico todo lo que aún no saben describir con palabras.
La cinta invita a rescatar al niño interior, dejarlo salir a jugar con la imaginación, soñar con un mundo ideal por un rato, en la primera parte. Invita a recordar cuando todo era posible, como muestra Barbie en su mundo perfecto y sin preocupaciones, bajando del segundo piso sin escaleras o dándose un baño sin necesidad de agua.
Los niños, sin paradigmas o posturas ideológicas, simplemente juegan, sin cuestionar colores o tipo de juguetes y eso es lo que recordamos al ver Barbie, que de alguna manera plantea que el adulto consciente, maduro emocionalmente debe hacer, jugar el juego de la vida sin tanto lío, disfrutando lo bueno, transformando lo malo en resiliencia.
El papel de Ken no es intrascendente, como hasta Mattel plantea. Ken es genialmente interpretado por Ryan Gosling, quien explota su faceta de comediante. Como nos sorprendió en Lalaland con su habilidad en baile y canto, aquí sorprende por su versatilidad y logra protagonismo en un papel desafiante, sin opacar a su partenaire. Gosling muestra hábilmente el padecimiento de su personaje, pasando por diversos estados. Es una metáfora de cómo fue y es el rol masculino, por lo que ha pasado con todos los cambios de mentalidad en las últimas décadas y esa sensación de estar fuera de lugar a veces. La resolución para Ken es acertada y terapéutica, su personaje representa lo que toda persona debería ser, alguien libre de dependencia o co-dependencia emocional, una persona libre de ser quien es por sí mismo, sin obligación de encajar en un estereotipo.
Si le gusta o no la película o el producto de Mattel, el espectador no puede negar lo que se plantea: una oportunidad para replantear posturas obsoletas. Con lo expuesto, se sobrentiende que el trasfondo de la cinta es para adultos y sobre todo, con madurez emocional.