El Parlamento portugués aprobó este viernes por unanimidad una condena contra la violencia machista y pidió “reforzar la eficacia del sistema judicial” y “buscar las causas profundas y estructurales de este fenómeno que parece no ceder”.
“Nadie puede dormir tranquilo mientras esta realidad exista en nuestra sociedad. No podemos aceptar vivir en una sociedad donde haya víctimas de violencia doméstica”, dijo el miércoles el primer ministro portugués, el socialista António Costa, antes de convocar una reunión urgente para impulsar medidas de ayuda a las víctimas.
Se trata de iniciativas como crear gabinetes de apoyo en los departamentos de investigación penal de la Fiscalía y mejorar la formación de agentes de seguridad, funcionarios judiciales y magistrados.
También Marcelo Rebelo, el presidente de Portugal, recibió a asociaciones de víctimas en un gesto que demuestra su preocupación.

Cansadas de ver crecer las cifras de muertas, un grupo de artistas lusas ha gritado “Chega¡¡" (Basta) a través de páginas web y redes sociales.
“Es urgente aplicar la ley sobre víctimas de violencia doméstica. Basta!”, dijo Tânia Ribas de Oliveira, una conocida presentadora de televisión.
Incluso han puesto letra y música a su reclamo, a cargo de Luísa Sobral, autora del tema con el que su hermano Salvador ganó el festival de Eurovisión.
“Es mi forma de hablar sobre este tema, de no ignorarlo. Que solo se deje de hablar de violencia doméstica cuando deje de existir”, reclama Sobral.
Aún conmocionada, la sociedad portuguesa busca explicaciones a la muerte de la pequeña Lara, asfixiada por su padre, Pedro Henriques, que mató también a su suegra en una macabra venganza contra su ex pareja y madre de la niña.
Un crimen que ha destapado las debilidades del sistema. Henriques había sido ya denunciado por violencia machista por su ex pareja, que meses después, tras conseguir la custodia de Lara, quiso retirar la denuncia.
No lo consiguió, pero la causa se desestimó de igual forma porque no se reunieron “indicios suficientes” en su contra.
Tampoco la Policía logró encontrar a Henriques en las 24 horas que transcurrieron desde que degolló a suegra y secuestró a su hija, el lunes, hasta que, el martes, avisó a los servicios de emergencia de que el cuerpo de la niña estaba en el maletero de un coche.
En un país situado entre los cuatro con menos violencia del mundo en el Índice de Paz Global, el caso ha caído como una bomba y ha abierto los ojos a la sociedad ante la gravedad del problema.
“La apuesta por la prevención nunca está de más, pero tiene que ir siempre de la mano con la intervención”, advirtió a Efe el presidente de la Asociación Portuguesa de Apoyo a las Víctimas (APAV), João Lazaro, que añadió que también es necesario mejorar la “eficacia de la respuesta” y “aligerar y flexibilizar la propia burocracia del proceso”.
Lazaro no encuentra una explicación para el aumento de las víctimas que se ha registrado este año pero confía en que se trate de una casualidad y no de una tendencia para los próximos meses.
Pero de poco sirven los esfuerzos de Gobierno, la Policía y las organizaciones civiles ante jueces como Joaquim Neto de Moura, que justificó la agresión a una mujer porque había cometido adulterio.
Dos años después de su polémica decisión, ha sido sancionado esta semana con una “advertencia registrada”, apenas una línea en su currículum.
“Se pide a las mujeres que sean valientes, que denuncien a los agresores, pero, para qué, si después no son protegidas?”, denuncia la bloguera Ana Garcia Martins.