Desde la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) se pronunciaron sobre el reciente secuestro en Paraguay del ciudadano Peter Reimer, quien es un joven padre de familia y un humilde trabajador.
“¡Ojalá no nos acostumbremos a esta y otras tantas formas de violencia que azotan y atormentan la paz y tranquilidad de nuestra querida y pacífica nación paraguaya y digamos: ¡Basta de violencia, basta de secuestro!”, remarcaron.
Asimismo, reiteraron su solidaridad con las víctimas y sus familiares, como también comprometieron oraciones y pidieron a todas las personas de bien elevar sus plegarias por quienes sufren las consecuencias de hechos de violencia.
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“Para quienes creemos en el poder de la providencia divina, una de las formas concretas de organizar la esperanza es perseverar en la oración. Por tal motivo, animamos a los sacerdotes, diáconos, religiosos, laicos y comunidades cristianas a realizar cadenas de oración y momentos de reflexión en todas las parroquias, pidiendo la liberación de los secuestrados”, manifestaron.
De igual manera, indicaron que el Papa Francisco, durante la Jornada Mundial de los Pobres, pidió que los cristianos organicen la esperanza y la traduzcan en la vida concreta de cada día, en el interés por los demás, en las relaciones humanas, en el compromiso social y político y en la vida eclesial.
“Debemos obrar siendo consecuente con la organización de la esperanza, todos juntos, las autoridades actuando acorde a la ley y extremando esfuerzo para devolver la paz y tranquilidad a aquellos afectados directamente, y en general a los habitantes de nuestra amada Nación”, expresaron.
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Entre otras cosas, mencionaron que los cristianos deben solidarizarse con los afectados, manifestar interés y compromiso a trabajar por la paz y el cese definitivo de la violencia, en todas sus formas.
Finalmente, rogaron que la Virgen de Caacupé acompañe a todos los que sufren las consecuencias de la violencia e interceda ante Jesucristo para que los malvivientes se conviertan y liberen a Óscar Denis, Félix Urbieta, Edelio Morínigo y Peter Reimer, todos ellos secuestrados por grupos criminales.