Este viernes 29 de setiembre, los paraguayos conmemoramos un aniversario más de la victoria de la batalla de Boquerón, la primera de la Guerra del Chaco, que enfrentó a los ejércitos de Paraguay y Bolivia entre 1932 y 1935, en disputa por el gran territorio chaqueño, en la Región Occidental.
Esta batalla y su victoria conllevan aspectos relacionados a decisiones basadas en estrategias militares y también a elementos vinculados con el ingenio del soldado paraguayo, sobre todo a la hora de paliar la terrible sed. Y en este sentido, la yerba mate fue factor relevante, como se verá en esta nota.
Importancia
Pero, ¿por qué es importante recordar esta fecha? Al respecto, el historiador paraguayo Fabián Chamorro habla del valor y el alcance de esta batalla.
“Para responder esta pregunta hay que entender que la guerra había empezado recién y que gran parte de lo que conocemos como el territorio chaqueño ya estaba ocupado por tropas bolivianas desde hacía años. Incluso, había ya una teoría de algunos generales paraguayos de que sería mejor defender Paraguay recién desde el río Paraguay, o sea, entregarle a los bolivianos todo el Chaco”, explicó Chamorro.
En este contexto se libra esta batalla -explica el historiador- desde el 9 hasta el 29 de setiembre de 1932, en torno al fortín Boquerón, que en aquel momento se hallaba ocupado por las fuerzas bolivianas encabezadas por el coronel Manuel Marzana.
Dicha batalla culminó con la recuperación del fortín por parte del ejército paraguayo, comandado por el entonces Teniente Coronel José Félix Estigarribia, produciendo además la captura de sus ocupantes, la caída de los fortines bolivianos circundantes y la retirada de las fuerzas bolivianas hacia el fortín Arce.
“Fue una batalla ‘escuela’, digamos, donde Estigarribia fue ajustando todo lo que implicaba atacar Boquerón. No fue una tarea fácil, el 17 de setiembre definitivamente se pudo rodear el Fortín que fue tomado por los bolivianos, porque Boquerón era un fortín paraguayo tomado por bolivianos, y cuando te rodean puedes tener dos opciones nomás: rendirte o pelear hasta morir, y los bolivianos decidieron pelear, y cuando no tuvieron recursos, terminaron rindiéndose”, señaló.
Según el historiador, la victoria guaraní fue fundamental para levantar el espíritu de los soldados, ya que festejaron que Paraguay podía defenderse desde el corazón del Chaco.
“Se festejó en su momento, por todo lo que significaba aquella batalla y lo que siguió significando después, porque marcó el camino que después se siguió para lograr la victoria definitiva; por eso es que se recuerda hasta hoy en día”, indicó Chamorro.
Dimensionar el sacrificio
Para Chamorro, recordar una fecha así implica gratitud hacia el evento y sus protagonistas, ya que las generaciones siguientes a las de 1935 pueden ver hoy en el mapa del país al Chaco paraguayo y disfrutar de él.
“Hoy tenemos el gran Chaco paraguayo gracias a esos hombres que en aquel momento, lastimosamente, tuvieron que defender ese territorio por las armas, y muchos de ellos incluso dar la vida por ese espacio”, expresó el historiador, y añadió: “Nosotros tenemos que saber honrarlos, tenemos que saber dimensionar su sacrificio, por eso es importante recordar a esos valientes y esta fecha, por todo lo que implicó en aquel momento y lo que implica hoy tener el Chaco paraguayo; tomar conciencia de la responsabilidad que conlleva tener ese Chaco”, reflexionó Chamorro.
Refirió que una buena forma de honrar la memoria de nuestros héroes es desarrollar la Región Occidental “como corresponde” y “darle la importancia que se merece, para que sea un lugar de unión y un polo de desarrollo relevante”, remarcó el historiador.
“Para pensar en el futuro definitivamente hay que ir al pasado, y también honrar a aquellos que dieron la vida por defender ese sitio que hoy disfrutamos”, manifestó.
¿Batalla de la sed?
Chamorro comentó que un elemento o dato particular que tiene está la batalla de Boquerón es que ahí aparece el tema de la sed por primera vez, donde la falta de agua se volvió punto clave para concretar la misión.
“Los paraguayos que atacaron los primeros días el Fortín tuvieron que replegarse, o sea, tuvieron que abandonar sus posiciones porque literalmente se estaban muriendo de sed. Y llegó a ocurrir que algunos combatientes paraguayos llegaron a asaltar camiones paraguayos que traían agua porque la sed puede matar un ejército allá.
Señaló que este punto generó un tema logístico que se tuvo que subsanar y se logró tener el líquido vital cerca de los combatientes para que no tengan problemas a la hora de atacar.
Sin embargo, en los momentos más duros, el ingenio y el acceso a la yerba mate, como elementos de filtración y depuración, fueron herramientas claves para la sobrevivencia del soldado en el árido suelo chaqueño.
“Hay relatos que cuentan que los soldados, cuando tenían mucha sed, tomaban su propia orina. Ellos tenían una bolsa de víveres y en esa bolsa generalmente tenían yerba y con la yerba filtraban. O sea, probablemente orinaban en un recipiente con yerba y tomaban su propio orín para poder soportar la terrible sed que ocasionaba esa temperatura extrema del Chaco”, recordó.
Las edades de los soldados que fueron partícipes de la batalla de Boquerón era de 17 a 24 años en ese contingente, mientras que los miembros del servicio auxiliar que tenía médicos, enfermeros, entre otros tenían una edad más avanzada.
Estrategias
En tanto, la férrea resistencia opuesta por los bolivianos ante los intentos paraguayos de retomar el fortín en el primer día de batalla obligó al comando paraguayo a reformular su estrategia, decidiéndose a sitiar el reducto, cortando todas sus comunicaciones y aprovisionamientos, logrando la rendición de los ocupantes bolivianos luego de veinte largos días.
Una vez consumada la rendición y el cese del fuego, el conteo de las bajas reveló que las fuerzas bolivianas habían perdido cerca de 1.000 hombres, entre muertos y heridos; mientras que las del ejército paraguayo fueron cerca de 2.000.
Para los historiadores, la victoria obtenida por el ejército paraguayo en Boquerón fue un punto de inflexión favorable para el país, puesto que significó un aumento en el nivel de la confianza de las tropas en su capacidad para afrontar el conflicto bélico como así también generó un gran contento popular en la sociedad de la época.
Feriado y Día del Soldado
En 1933 (al cumplirse el primer aniversario de la victoria en Boquerón) el Congreso de la República sancionó la Ley Nº 1370, donde se estableció el día 29 de setiembre como feriado nacional para conmemorar la gesta de las fuerzas paraguayas durante la contienda chaqueña; y así mismo, en el año 1942, mediante el Decreto Presidencial Nº 14802, fue declarado el Día del Soldado en el Paraguay.
