El bebé empieza a comer alimentos de texturas suaves, como puré de verduras o frutas, a partir de los 6 meses de edad y de esa forma se inicia su introducción a las comidas sólidas.
Sin embargo, para los padres y madres primerizos resulta una interrogante saber a qué edad el bebé puede comer aquellos alimentos que normalmente consume la familia, como los lácteos.
Desde el Ministerio de Salud recuerdan que al año de vida del niño o niña es importante establecer una rutina alimenticia distribuida en desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena.
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Estas cinco comidas deben tener espacios de entre tres horas, respetando los horarios y evitar los picoteos. Asimismo, la cartera sanitaria recomienda a las madres continuar con la lactancia hasta los dos años de edad.
Para el desayuno o la merienda, el bebé puede consumir como una opción aparte de la leche materna, un yogur con frutas o leche entera con algún panificado.
Al panificado, por ejemplo, se le puede agregar una feta de queso y la leche también se puede utilizar para preparar arroz, crema o candial.
Cuando llegue la hora de la media mañana, que por lo general es a la 10:00, es fundamental optar por un alimento nutritivo y fácil de digerir, como trozos pequeños de frutas, yogur o huevo duro bien cocido.
En el almuerzo o cena, el niño o niña puede comer guiso de arroz, fideo con carne, caldos —entre ellos, vori vori, soyo, poroto—, tortillón de verduras al horno, pescados, pollo y carne vacuna. El tamaño del plato debe ser pequeño.
El arroz, fideo, locro, harina de maíz o tubérculos —papa, mandioca y batata— pueden servir para hacer los cereales, que pueden ser mezclados con verduras de todos los colores.
Desde 1 año y medio
A partir de los 18 meses de edad, el bebé puede consumir verduras crudas en forma de ensalada preparada con aceite en forma natural.
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Las carnes se pueden reemplazar de dos a tres veces por semana y se recomienda optar por los porotos o lentejas mezclados con arroz o fideo y verduras.
Salud indica que los aceites vegetales aportan energía y ácidos grasos esenciales para el crecimiento y el desarrollo del niño o niña; no obstante, recomienda no abusar con la cantidad y desaconseja usar grasas sólidas o de origen animal.
El niño y niña debe tomar agua potable y se debe tomar al finalizar las comidas y no antes, ya que puede satisfacerlo. Puede tomar tres vasos por día o cada vez que lo pida.
Se insta a evitar los refrescos y gaseosas, atendiendo al alto contenido de azúcar, y los embutidos, por su alto contenido de grasas y sodio.