21 nov. 2024

Bien en la macro... ¿y en el bolsillo?

Durante el pasado año 2023, Paraguay experimentó un crecimiento económico considerable, destacando tendencias alentadoras en la macroeconomía del país. No obstante, este crecimiento no fue homogéneo entre todos los sectores que conforman la economía paraguaya, generando desigualdades que se evidencian en el día a día de la población. En este comienzo de 2024, nos encontramos en una coyuntura donde se anticipa un crecimiento más equitativo entre los diversos sectores económicos, pero la pregunta crucial es: ¿Cómo se traduce esto para el ciudadano común?

Uno de los aspectos más notables del panorama económico paraguayo en el 2023 fue el crecimiento desigual entre los distintos sectores que componen el denominado producto interno bruto (PIB). Aunque algunos experimentaron un auge significativo (motivado en parte por lo que se conoce como efecto rebote luego de la sequía del 2022), otros se rezagaron, creando una brecha en el desarrollo económico. Sin embargo, las proyecciones para este año apuntan hacia un cambio positivo, sugiriendo un crecimiento más equitativo que podría (ojalá) reflejarse de manera más directa en la vida cotidiana de la población.

A pesar de que la inflación está disminuyendo, un desafío persistente es la elevación de los precios en la canasta básica, lo cual afecta directamente a los hogares de ingresos medios y bajos. A pesar de la solidez macroeconómica y la reducción de la pobreza en los últimos años, cerca del 25% de la población paraguaya todavía enfrenta situaciones de vulnerabilidad económica. Es imperativo que las políticas económicas no solo se centren en reducir la inflación, sino también en abordar los factores que mantienen los precios de bienes esenciales en niveles elevados. Y en este punto, parece relevante mencionar que la política monetaria del Banco Central del Paraguay (BCP) parece ser la única herramienta que se tiene disponible para evitar un desborde de precios, pero las políticas de apoyo a la producción, por ejemplo, igualmente pueden ser útiles para este mismo objetivo.

Por otro lado, la informalidad laboral sigue siendo otro desafío complejo y persistente en Paraguay, afectando a un porcentaje considerable de la población. La creación de empleos de calidad se presenta como una tarea pendiente para las autoridades económicas, quienes deben diseñar estrategias que fomenten la formalización y brinden oportunidades estables para la fuerza laboral del país. No se trata solamente de crear puestos de trabajo, sino que estos deben ser dignos y asegurar al trabajador una jubilación.

Líder. Aunque se proyecta que el PIB de Paraguay supere los USD 45.000 millones nominales en el 2024, convirtiéndose en uno de los más elevados en la región en términos de crecimiento porcentual, el verdadero reto radica en la diversificación de la economía. La dependencia de ciertos sectores puede generar vulnerabilidades a los vaivenes del clima o el escenario internacional, por lo que es esencial explorar oportunidades y fortalecer sectores emergentes.

En este contexto, la empatía con la ciudadanía de ingresos medios y bajos se vuelve esencial. Más allá de las cifras macroeconómicas, es fundamental que las políticas económicas se diseñen considerando las necesidades y aspiraciones de aquellos que enfrentan diariamente los desafíos económicos. La inclusión social y la equidad deben ser pilares sobre los cuales se construya el progreso económico.

En conclusión, Paraguay se encuentra en una encrucijada económica, con desafíos que demandan respuestas integrales y políticas que no solo impulsen el crecimiento macroeconómico, sino que también se traduzcan en mejoras palpables en la calidad de vida de la población. La consolidación de un crecimiento más equitativo, la reducción de la informalidad laboral y la diversificación económica son claves para forjar un futuro más próspero e inclusivo para todos.

Más contenido de esta sección
A continuación, una columna de opinión del hoy director de Última Hora, Arnaldo Alegre, publicada el lunes 2 de agosto de 2004, el día siguiente al incendio del Ycuá Bolaños en el que fallecieron 400 personas en el barrio Trinidad de Asunción.