América Latina y el Caribe (ALC) se han caracterizado por tener bajos niveles de recaudación tributaria. Mientras que en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la de los mejor posicionados en los mismos, el promedio de recaudación como proporción del PIB equivale al 34,3%, en ALC esta cifra se centra alrededor del 22,7% (OCDE 2018). En Paraguay la evasión suele representar alrededor del 30% de la recaudación potencial, dependiendo este porcentaje de la categoría de impuestos tomados como base para el cálculo correspondiente.
La evasión tributaria explica los bajos niveles de recaudación en la región. Son anverso y reverso de la misma moneda. Según estudios en 2018 de la Comisión para la América Latina (Cepal), de Naciones Unidas, los gobiernos de la región dejan de percibir ingresos que representan aproximadamente el 7% del PIB por evasión tributaria.
PRECAUCIONES. La gran cantidad de información existente en instituciones gubernamentales puede ser una herramienta para el desarrollo de políticas públicas. Sin embargo, el acceso a la tecnología de controles electrónicos y a la ciencia de datos por sí solas no es la solución a ciertos problemas. Se debe contar con el constante acompañamiento de expertos a fin de identificarlos específicamente y evaluar la viabilidad de las soluciones brindadas. Quizás el aprendizaje más importante en América Latina esté relacionado con el componente organizacional de las administraciones tributarias. Efectivamente, las oficinas de tecnología y ciencia de datos no suelen ser parte de la estructura organizacional de la gestión tributaria. Debido a esto, se debe desarrollar una metodología clara de trabajo en la que se especifique cómo este departamento de tecnología y ciencia de datos interactúa con diferentes áreas de la administración tributaria, permitiendo identificar con claridad los problemas prioritarios en los que se deben concentrar los esfuerzos de esta oficina. Así están las cosas al respecto, también en nuestro país.
¿IN FRAGANTI? “Ese big data va a absorber información, no solamente de las bases legales, sino también de manifestaciones en el caso de Facebook, donde vemos que (un ciudadano) viajó a Dubái a unas vacaciones en un hotel cinco estrellas, pero declara que apenas gana un millón de guaraníes mensuales”, indicó días atrás el mencionado viceministro de Tributación, Óscar Orué, en comunicación con medios locales.
Recibí las noticias en tu celular, unite al canal de ÚH en WhatsAppAPLICACIONES INFORMÁTICAS. Los macrodatos son un conjunto de variables cuantitativas, tan numerosas y complejas, que se necesitan aplicaciones especiales para procesarlos. Se usan algoritmos avanzados que facilitan la toma de decisiones en tiempo real. Son grandes almacenes de información, de los cuales se puede extraer multiplicidad de contenidos. La información allí existente nos puede ser útil, pero hay que encontrar la forma de verificar si son reales, evitando informaciones falsas o distorsionadas. Además, cuando estas son excesivas en cantidad o quizás demasiado amplias, pueden conducir a errores de apreciación o generar confusiones. Por otro lado, hay que ver que el costo de su implementación sea inferior al aumento de la recaudación. De allí la importancia de contar con una herramienta fidedigna y exacta que permita procesar la información necesaria para obtener mejores resultados en el uso de la misma.
DIFERENCIACIÓN. Si ese conjunto ordenado de datos y controles sistemáticos vía algoritmos y filtros permite hacer cálculos fidedignos, se obtendrá la posibilidad de determinar patrones de conducta, tendencias de ingresos versus consumo e inversiones y otros indicadores importantes para la toma de decisiones hacia la implementación de mejores políticas de desarrollo, disminuyendo la evasión y aumentando la recaudación. Para lograr ello, se requiere la aplicación de big data diferenciados y ajustados a la realidad de cada país.