Si bien el Poder Ejecutivo local había vetado el proyecto de Ley que buscaba reconocer la minería de criptomonedas como una actividad industrial, en agosto de 2022, el sector involucrado está detrás de un proyecto para que este mercado sea regulado, según Santiago Ruiz Díaz, asesor de inversores en criptoactivos.
“Los fondos de inversión podrán inyectar más capital a partir de ahora, ya que el precio del Bitcoin está subiendo y da la pauta de un valor de USD 15.000 por cada Bitcoin en 2023, cuando ahora su valor es ya de USD 46.700 y se cree que para finales de este año se incrementará a USD 70.000”, explicó.
El especialista dijo aspirar a que la DNIT, Seprelad y otros entes puedan comprender mejor el esquema del negocio, que tiene aún sus adherentes, pero también detractores, especialmente en el ámbito de la minería de criptomonedas, por el precio que pagan las granjas de minería a la Ande en el consumo de la energía eléctrica.
Recordemos que las criptomonedas llegaron a Paraguay tímidamente y se instalaron entre 2009 y 2016; a partir de ahí y hasta 2020 hubo un boom con la entrada de capital de inversores extranjeros, en un principio proveniente de Brasil, para luego diversificarse; mientras que la envergadura de las ofertas de inversión y del consumo de energía de dicha industria pusieron sobre la mesa la necesidad de la regulación, para brindar garantías a los inversores.
Pero es bueno conceptualizar: Una criptomoneda es una forma de creación de valor, que utiliza un registro de transacciones público basado en software libre, mantenido y utilizado por una comunidad, en una red distribuida, en la que cada transacción se replica a toda la red utilizando criptografía.
Ruiz Díaz ejemplificó la expansión de esta modalidad, utilizando el caso de El Salvador, cuya economía esencialmente está inclinada al uso de criptomonedas: “Acumulan Bitcoin como estrategia”, sostuvo.
De igual manera, reconoció que existen detractores al esquema. De hecho, en el debate en torno al proyecto de Ley, el Banco Central del Paraguay había remarcado que los criptoactivos no cumplen funciones básicas del dinero y constituyen inversiones de alto riesgo. La banca matriz también había alertado sobre la posibilidad del blanqueo y el terrorismo.