El actual escenario económico del Paraguay no está bien, la “microeconomía” –lo que vive el ciudadano en la calle– está severamente resentida. Es la suma de varios factores: Altas tasas de interés, retracción de la inversión, alto endeudamiento personal y empresarial, contrabando, una inflación real muy alta, incertidumbre generalizada, etc. Mientras tanto, un país tan informal como el nuestro tiene controles de capitales más severos que economías mucho más grandes como Bolivia o Argentina. En nuestra plaza, el miedo que una operación financiera pueda ser considerada como lavado de dinero impide que, capitales no declarados que no tienen un origen ilícito, entren al sistema formal.
Para que la economía avance necesitamos que ingrese más capital al sistema formal, sea proveniente de los mismos paraguayos o de los argentinos que desean salir de su país. Con que captemos una parte de la emigración de capitales, de un país tan grande como la Argentina, beneficiaría muchísimo nuestro creciente mercado. El blanqueo de capitales es una fórmula que Argentina ha usado varias veces.
El blanqueo de capitales es el resultado de un nuevo acuerdo firmado entre Argentina y EEUU. Similar al implementado por Macri en el 2017, permitirá a los contribuyentes regularizar activos financieros y bienes no declarados ante la autoridad tributaria. Aplicarían hasta un “impuesto especial” a los fondos no declarados y anónimos ocultos en opacas estructuras financieras. La alícuota ascendente a medida que corren los plazos comienza con el 5% en los primeros 120 días de la vigencia de la ley y aumenta gradualmente al 20% hasta el periodo de vigencia de la ley de 360 días. Para personas que poseen montos pequeños no declarados se establecerá un régimen simplificado con una tasa especial del 1.5%. Todo lo susceptible de valor económico está incluido en el blanqueo, como el extenso y tedioso listado incluido a seguir solo para evidenciar la amplitud del concepto: Tenencia de moneda nacional o extranjera en el país o en el exterior, inmuebles en el país y/o en el exterior, acciones, valores representativos y certificados de depósito de acciones y demás valores, cuotas y participaciones en fondos de inversión y certificados de participación de fideicomisos financieros y cualquier otro derecho, criptoactivos, criptomonedas, monedas digitales, etc., etc. y etc.
La expectativa inmediata es recaudar USD 1,000,000,000 solo en lo que resta del 2023. Como jurisprudencia está el blanqueo que hizo Macri legalizando casi USD 100,000,000,000 de activos escondidos, y el Fisco recaudó de un plumazo USD 9,500,000,000. Queda claro que blanquear es negocio para todos. Es la forma más rápida de sincerar nuestra economía, de crecer todos los indicadores económicos, y de inyectar el capital que tanto necesitamos para destrabar las cosas.
Es un tabú hablar de esto, pues, en Paraguay parece que todo lo que está fuera del radar del Fisco es de origen ilícito y bien podría ser de ventas de bienes y servicios no declarados, pero no vinculados a un hecho delictivo. El artículo 196 del Código Penal define exactamente lo que es “lavado de dinero”, que es ocultar un objeto proveniente de: a) un crimen; b) un hecho punible realizado por un miembro de una asociación criminal prevista en el artículo 239, c) un hecho punible señalado en la Ley N° 1340/88, artículos 37 al 45; o respecto de tal objeto, disimulará su procedencia, frustrara o peligrara el conocimiento de su procedencia o ubicación, su hallazgo, su comiso, su comiso especial o su secuestro. Si el activo no proviene de esto, bastaría con declarar su origen y acogerse al blanqueo.
Los blanqueos exitosos son los realizados al inicio de un periodo gubernamental. Por tanto, aquí tenemos una gran oportunidad para impulsar nuestra economía.