El tembladeral político en el que desembocó el acuerdo secreto sobre la compra de potencia de Itaipú para la ANDE terminó generando la mayor purga en la prematura administración de Mario Abdo Benítez, que está a punto de completar su primer año de gestión.
Emplazado y embretado por las fuertes críticas y hasta la amenaza de juicio político, el jefe de Estado se vio obligado a aceptar la renuncia de sus aliados y hombres fuertes del primer anillo: José Alberto Alderete (ex titular de Itaipú), Luis Alberto Castiglioni (ex canciller), Hugo Saguier Caballero (ex embajador paraguayo ante Brasil) y Alcides Jiménez (ex presidente de la ANDE). Este último apenas permaneció cinco días en el cargo.
La falta de tacto político y comunicacional terminó enredando a Abdo Benítez, quien se expuso a un papelón internacional y a un nivel de descreimiento nacional que lo acorralaron, por lo que no tuvo otra opción que recular y pedir al Brasil dejar sin efecto el acuerdo firmado con la administración de Jair Bolsonaro y que permaneció en secreto desde mayo.
La crisis fue tal que obligó a Abdo a suspender su viaje a Turquía y ayer permaneció recluido en Mburuvicha Róga, desde donde trató de manejar la presión política que iba subiendo de tono con el correr de las horas y en medio de las manifestaciones de varios sectores de ciudadanos, sindicalistas y políticos.
“Por ética y responsabilidad política, he puesto mi cargo a disposición del presidente. Lamento que la tergiversación haya llevado a este estado de crispación. Todo lo actuado fue transparente y para beneficio del país”, expresó Castiglioni en un tuit horas después de conocerse su decisión.
El ahora ex canciller, quien volverá a ocupar su banca en el Senado, remitió luego a la tarde al mandatario su nota oficial de renuncia, remarcando que lo único que buscó siempre fue el beneficio para el Paraguay.
Mientras tanto, la residencia presidencial era un hervidero, donde Abdo Benítez estuvo rodeado de sus principales asesores, Julio Ullón, jefe de Gabinete; Mauricio Espínola, Daniel Centurión, asesor político, Hugo Cáceres, de la Unidad de Gestión; Mónica Seifart y Hernán Hutteman de la asesoría jurídica.
Así como la movida fue intensa en Mburuvicha Róga, también lo fue en el Parlamento, donde ambas cámaras sesionaron y no cesaron las conversaciones incluso entre contrincantes, ya que la crisis incluso terminó poniendo en la misma línea a efrainistas y al sector de Blas Llano, enfrentados desde hace tiempo.
Operativo. Durante todo el fin de semana, el presidente mantuvo reuniones con los diferentes sectores del Congreso para buscar apaciguar la crisis y calmar los ánimos. Su vicepresidente Hugo Velázquez se encargó de hacer un fuerte lobby con los diputados y senadores durante toda la noche del domingo.
La derrota política se reflejó con Castiglioni esa noche al convocar a la conferencia de prensa de urgencia donde anunció finalmente la decisión de retroceder en el acuerdo con Brasil. Se llegó a esta decisión luego de sondear a sus leales y tener información de que inclusive se estaban cerrando los números para un eventual juicio político al presidente.
Cortando cabezas. Pero la decisión de dejar sin efecto el acuerdo no calmó las aguas sino todo lo contrario. Y esa presión política se sintió con más peso cuando a tempranas horas de ayer, desde la Cámara de Diputados emplazaron al presidente a cortar cabezas de todos sus colaboradores que participaron de la negociación con Brasil.
Los tres primeros en poner su cargo a disposición fueron Castiglioni, Saguier y Alcides Jiménez. El último en ceder fue Alderete, hombre del primer anillo, consejero político y ex jefe de campaña de Añetete que catapultó a Marito a la presidencia de la República. Inclusive, trascendió que además de la salida de Alderete, le dolió al presidente la decisión de apartar del cargo a Saguier, a quien tiene un gran afecto.
La jugada. Después del mediodía se fueron sumando en la residencia presidencial referentes del equipo presidencial, entre ellos Juan Ernesto Villamayor (ministro del Interior) y varios legisladores. Como estrategia para evitar mayor crispación y la sesión que estaba prevista para esa hora en el Senado, enviaron ante la prensa al asesor legislativo, Hernán Huttemann, para informar que ya se aceptaron las renuncias. A partir de allí, Abdo se reunió hasta altas horas de la noche con asesores y legisladores para analizar el perfil de los futuros designados, que se darían a conocer hoy.