Los novios agradecieron esta oportunidad brindada por la Fundación Santa Librada que propicia este tipo de uniones matrimoniales. Es que, en su mayoría, viven en concubinato y no contraían nupcias por no contar con los recursos económicos necesarios.
La cuarentena de recién casados estaba compuesta por parejas de diversas edades. La pareja más joven fue la de Clara Raquel Medina, de 17 años, y Braulio Giménez, de 27 años.
La más pintoresca y la que llevaba ya 35 años de convivencia era la pareja integrada por don Ramón y doña Nelly Moran, quienes se conocieron en el colectivo. Empezaron a conversar y desde aquella vez se juraron “amor para toda la vida”.
Don Ramón y doña Nelly contaron que se conocieron en una unidad de la empresa La Yuteña. Don Ramón le ofreció sentarse a su lado a doña Nelly. De charla en charla, nació el amor.
Con 35 años de vivir en concubinato por fin ayer pudieron casarse y “jurar amor eternamente como Dios quiere”, manifestó doña Nelly.
Otra pareja decidió casarse porque sus hijos le han dicho que deben dar ese paso tan importante porque con los años de vivir juntos ya es una demostración de amor y que faltaba dar el sí ante Dios.
La ceremonia religiosa estuvo a cargo de monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la Diócesis de Caacupé.
La cita contó con la presencia de hijos de los recién casados, familiares, amigos, vecinos. Valenzuela destacó la importancia del sacramento del matrimonio, que es una bendición para los novios, para la familia y la sociedad.