Los vuelos, que podrían comenzar tan pronto como el lunes según diferentes medios locales, representarán un paso importante en el esfuerzo de la compañía para que su avión más vendido vuelva a volar.
El Max fue penalizado en marzo de 2019 tras un par de accidentes mortales, en Indonesia y Etiopía, que provocaron la muerte de un total de 346 personas.
Esta crisis le ha costado a Boeing miles de millones de dólares, incluida la compensación que debe pagar a las víctimas y a las aerolíneas. También condujo a la destitución del director ejecutivo de la compañía, dejando en entredicho la solvencia de la compañía y del supervisor por las prisas en construir y aprobar el Max.
Los vuelos de certificación, realizados por pilotos de la FAA, probablemente se realizarán en el área de Seattle, donde se está revisando el avión. Un piloto de prueba superior de Boeing también estará en los vuelos.
“Se espera que las pruebas demoren varios días e incluirán una amplia gama de maniobras de vuelo y procedimientos de emergencia para permitir que la agencia evalúe si los cambios cumplen con los estándares de certificación de la FAA”, dijo la agencia en un correo electrónico el domingo enviado al comité de supervisión del Senado y la Cámara de Representantes.
Si los vuelos son exitosos, aún podrían pasar meses antes de que los aviones se consideren listos para volar nuevamente. Si la FAA identifica más problemas, Boeing puede necesitar hacer cambios adicionales.