17 mar. 2025

¿Boicot de ANR a la ANR?

Pensando un poco en las elecciones políticas que se vendrán en el 2026, es inevitable preguntarse qué podría provocar la imagen de un Partido Colorado dividido a estas alturas. Hoy por hoy, tenemos en guerra a colorados con colorados y si no hay tregua, uno pierde. Entonces, ¿todos pierden?

Con el cartismo enfrentado a la disidencia colorada, ¿se puede creer que la Asociación Nacional Republicana estaría cavando su propia tumba? La supuesta unidad pendía de un hilo en las presidenciales del 2023 para lograr la victoria de Santiago Peña y se soltó al poco tiempo. No duró demasiado.

Cuando Santiago Peña alcanzó la Presidencia de Paraguay, su entorno –todos cartistas– tomó las riendas y el control de la Justicia para utilizarla como garrote contra sus adversarios.

Incluso, fueron por aquellos colorados que no comulgaban con sus intereses, como lo fue el caso de Gerardo Soria.

Ahora apuntan al principal líder de la disidencia, el ex presidente de la República, Mario Abdo Benítez.

Él y miembros de su Gabinete están siendo investigados por el Ministerio Público a raíz de la denuncia de su antecesor, Horacio Cartes, por filtración de datos sobre él.

Pero la Justicia no puede avanzar contra Mario Abdo Benítez mientras siga conservando fueros de senador vitalicio.

Esto, por un lado, podría golpear a la imagen del partido y, por el otro, habría un precedente que afectaría al líder del oficialismo, Horacio Cartes, quien también es senador vitalicio y tiene causas relacionadas a Darío Messer y el avión iraní, que duermen en la Fiscalía.

Fueron los motivos que llevaron a Estados Unidos a ponerlo en la lista negra y declararlo significativamente corrupto.

Abdo y Cartes son las cabezas de los dos principales grupos de la hegemónica Asociación Nacional Republicana y el sacrificio de uno podría marcar un quiebre interno definitivo en esta organización política de más de 70 años en el poder de nuestro país.

No será el fin para la ANR, pero sí el camino hacia su debilitamiento, junto al Partido Liberal Radical Auténtico y la demás oposición, que no puede levantarse de sus caídas.

Qué tal si esto impulsa que sectores de la sociedad cobren más fuerza.

Qué tal si esto despierta el hartazgo de la ciudadanía.

Qué tal si con esto el electorado reflexiona y considera que los partidos tradicionales ya no les representan y se articulan entre ellos para que se puedan cubrir las demandas que exigen.

¿Hace cuánto que hay paraguayas y paraguayos que ya no se identifican con los partidos políticos tradicionales?

Después de la decepción que causó Cruzada Nacional, que recibió miles de votos de confianza en los comicios de 2023, tampoco se puede tener esperanza en partidos o movimientos políticos nuevos o emergentes.

Referirse a la política partidaria en sí genera muchísima desconfianza per se.

A lo mejor es arriesgado para el cartismo definir la suerte de Mario Abdo o quizás no. Sería una especie de boicot de colorados a colorados.

Los cartistas pensarían más de una vez si patear o no su propia olla. Hasta ahora se han mostrado como que renuentes al tema, no hay una postura clara.

No obstante, la ANR está cada vez más dividida y subdividida, porque entre las propias bases del cartismo hay diferencias.

Hace mucho que los partidos políticos dejaron de ser el nexo entre la ciudadanía y las autoridades del Gobierno. Ojalá un día pueda nacer un grupo en el seno de la propia sociedad civil que pueda pelear por las exigencias de la gente común y se acaben –o por lo menos disminuya– el nepotismo, el prebendarismo, clientelismo y el despilfarro de la plata del pueblo, que por tantos años soportamos de parte del Partido Colorado.

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