25 dic. 2024

BOLÍVAR VS. RODRÍGUEZ DE FRANCIA

Quisiera compartir con los lectores un hecho histórico que viene al caso ahora que en el Paraguay se discuten unas cartas de intención firmadas por nuestro Gobierno y el de Venezuela. El hecho histórico en cuestión es relatado por Efraím Cardozo en Efemérides de la historia del Paraguay, página 382. Y dice así: “El 8 de octubre de 1825 se celebró una conferencia en Potosí entre el Libertador Simón Bolívar y los emisarios del Gobierno de Buenos Aires, general Carlos Alvear y José Miguel Díaz. De lo que allí se trató los conferenciantes dieron versiones distintas. El Libertador informó al vicepresidente de Colombia, general Santander, que los porteños le propusieron, como uno de los principales objetivos de su misión, que destinara una expedición ?Para libertar al Paraguay oprimido por el dictador Francia?. Pero según la información que los emisarios porteños transmitieron a Buenos Aires, Bolívar les había dicho en la ocasión: “voy a proponer a ustedes una idea que tengo para ver que piensan de ella. He hecho reconocer el Pilcomayo y he procurado obtener todos los conocimientos posibles para proporcionarme la mejor ruta posible al Paraguay, con el proyecto de irme a esa provincia, echar a ese tirano y libertar a Bonpland, amigo a quien aprecio singularmente”. Agregó: “voy a libertar al Paraguay para devolverlo a las provincias unidas del Río de la Plata”.
El general Sucre, uno de los hombres de confianza de Bolívar, en carta que escribió a Santander, decía: “el Libertador parece que está en proyecto de enviar una expedición de cuerpos del alto y bajo Perú a tomar el Paraguay que se sabe gime bajo el tirano Francia, que tiene a esa provincia no solo oprimida del modo más cruel, sino que la ha separado de todo trato humano, pues de allí nadie entra si no le gusta a Francia. Dice el Libertador que ejecutará esta acción si el gobierno argentino se lo pide”. “El gobierno argentino no dio aprobación al proyecto. El ministro de Relaciones Exteriores informó a sus plenipotenciarios que el Gobierno ?No puede absolutamente alterar los principios que ya habían sido adelantados al representante oficial del Libertador, cuando este hizo las primeras consultas sobre el plan de Bolívar de invadir Paraguay para devolverlo a las Provincias Unidas”. “El Vicepresidente de Colombia tampoco aprobó el proyecto...”. Hasta aquí Efraím Cardozo.
Parece que lo que Bolívar pretendió conseguir con la fuerza de las armas, hoy Hugo Chávez pretende hacerlo por otros medios. Por ejemplo: en las citadas cartas de intención se menciona que, como señal de vasallaje, se enarbolará la bandera de Venezuela juntamente con la de Paraguay en todas las escuelas de nuestro país. Eso es solo el comienzo, ya tenemos el retrato de Bolívar en el Palacio de Gobierno, pronto lo veremos en otras instituciones públicas, a eso seguirá cantar el himno bolivariano juntamente con el nuestro, y los retratos de los prohombres de nuestro país serán reemplazados por los de Bolívar, Sucre, Santander, etc. Pregunto a los cultos lectores: ¿No es eso un desembozado colonialismo?
Cada país que honre a sus héroes como lo crea conveniente, pero que no pretendan imponerlos a aquellos otros que nada les deben. Nosotros tenemos a los forjadores de nuestra nacionalidad, personas que nacieron y murieron en y por el Paraguay, no los vamos reemplazar por otros. Y, finalmente, según lo relatado arriba, ¿no es incoherente poner, en el Palacio de Gobierno, el retrato de Gaspar Rodríguez de Francia cerca del de Simón Bolívar?

Norman E. Stark
Cnel. Inf. SR CIC 121706

ACUERDOS ENTRE PARAGUAY Y VENEZUELA
Señor director: Veo con mucha preocupación que ese medio y las cámaras legislativas puedan caer víctimas de la irresponsable campaña desatada por otro medio, contra la aprobación de los acuerdos suscritos recientemente entre el Paraguay y Venezuela. Me refiero en particular al Acuerdo en Materia de Información y Comunicación al cual se pretende estigmatizar porque en su texto se alude a “la erradicación de las políticas hegemónicas imperialistas y colonialistas”. Con toda liviandad se afirma que este es un lenguaje “chavista”. Se olvida, sin embargo, que desde 1992, por disposición de nuestra Ley Suprema, uno de los principios que rigen las relaciones internacionales de la República del Paraguay es “la condena de toda forma de dictadura, colonialismo e imperialismo” (Art. 143, inc. 8, de la Constitución Nacional).
Como se ve, el argumento mencionado no es válido. Atentamente,
Luis Lezcano C.

CONCERTACIÓN DE FUERZAS
A casi cinco siglos de su entrada a la civilización occidental y a dos de su independencia, el Paraguay sigue pobre, conflictivo y sin esperanzas. Toleró o apoyó, y sufrió, autoritarismos desastrosos que envilecieron su cultura, corrompieron sus principios de vida, lo condenaron cívicamente. A fines del segundo siglo de su vida independiente, sin embargo, elige un gobierno que presenta una orientación novedosa; los paraguayos ponen fin sin violencia a un estilo fracasado de gobierno y optan por otro. Pero el nuevo parece encaminado también al fracaso; el presidente no sabe conducir o prepara la entrega del país a una corriente continental totalitaria, inhumana y comprobadamente fracasada. Empiezan a percibirse signos de desencanto, de decepción. El país vive un clima de violencia peligroso; grupos sociales, especialmente campesinos con líderes de dudosos antecedentes, después de una larga gimnasia tolerada por el gobierno anterior, empiezan a invadir tierras privadas con ostentación y uso de armas; se registran secuestros extorsivos para recaudar fondos; se predica el odio de clases con participación del gobierno; todo parece, en fin, indicar que le llegó el turno al Paraguay de sumarse al grupo de Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia encabezados por Venezuela, accidentalmente con un fisco rico por petrodólares coyunturales.
Una revolución parece estar en marcha en el Paraguay; conviene entenderlo así, pues es mayor el riesgo de no hacerlo y quedarse desprevenido. El ejército nacional no existe, pero sí cobran fuerza milicias ideologizadas; la Policía no está entrenada para este tipo de lucha ni tiene los medios para hacerlo. No parece muy exagerado decir que los movimientos izquierdistas, a este paso, tomarán el poder cuando lo crean conveniente. Solo la acción concertada de los demócratas puede impedir que la quimera más increíble se realice: el Paraguay rojo, no colorado, sino rojo.
Ya no hay que ilusionarse con el ejercicio de la democracia, con debates parlamentarios de baja calidad, con partidos fraccionados y corrompidos; con supuestas masas de padrones manipulados. Andamos como ovejas sin pastor y el lobo está cerca. No confiamos, el pueblo no confía en los dirigentes conocidos. Intentemos, pues, otra salida. Todavía puede haber otra manera de defender la democracia y las esperanzas del país: la concertación de fuerzas cívicas y sociales. En las últimas elecciones se comprobó por fin que la concertación era posible; ahora debemos recurrir a ella con mayor razón, pues el enemigo de hoy es peor que el de ayer. El llamado socialismo del siglo veintiuno, una vez instalado, no deja el poder a las buenas.
Carlos J. Ardissone
C.I. 142.651

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