El candidato del Partido Demócrata Cristiano y ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga, nos cuenta por qué quiere volver a gobernar el vecino país y cómo se prepara para los próximos comicios que se realizarán en el mes de agosto. Quiroga estuvo en Paraguay reuniéndose con empresarios, productores y con el presidente Santiago Peña. Asegura que Bolivia ha sido víctima del socialismo por varios años. Menciona que sin el apoyo de la DEA, no se puede combatir al crimen organizado y que las instituciones deben respetarse aún teniendo mayorías. Sostuvo que los que no quieren cooperación con la DEA son los narcopolíticos.
–¿Qué lo trae a Paraguay?
–La admiración que tenemos por un país que ha mantenido un rumbo de seguridad jurídica, impuestos bajos, apertura comercial y apertura a las inversiones, que en Bolivia queremos aprender buena parte de esas lecciones. Y en Bolivia se habla con mucha admiración del 10-10-10 paraguayo, que yo en Bolivia estoy planteando tenerlo en el próximo gobierno, no al principio, por la quiebra en la que está el país hoy, pero llegar en el próximo gobierno a un sistema impositivo del 10-10-10 que ustedes tienen en Paraguay, de impuestos al valor agregado, a las personas y las utilidades.
–¿Por qué decidió candidatarse nuevamente?
–Porque hay que salvar a Bolivia, de 20 años de una lacra socialistoide, comunistoide, totalitaria, destructiva. El gobierno del movimiento al socialismo recibió el país en 2006, hace casi 20 años, recibió un país sin deuda externa, habíamos renegociado y eliminado toda la deuda externa, un país lleno de reservas de gas, con gasoductos construidos a la Argentina y Brasil, dos al Brasil, uno a la Argentina, con legislación de impuestos fiscales que permitían una alta recaudación y con contratos de largo plazo suscritos con los dos colosos de Sudamérica. El gobierno del MAS ha sido servil a Maduro y los Castro. Hay que liberar y recuperar la soberanía de Bolivia de ese eje nefasto de los piratas del Caribe y salvar la economía y cambiar todo.
–¿Por qué pese a todo eso, la izquierda tuvo tanta preeminencia en su país?
–Hemos sido parte de un eje de lo que se llama Socialismo del siglo 21, que son socios listos, criminales y delincuenciales. Hubo una combinación letal que se gestó a principios de siglo entre la tecnología, el know-how represivo cubano, y el how to pay, o la chequera, y el financiamiento venezolano, que tuvo un enorme predicamento aprovechando la coyuntura de precios altos, de materias primas, y la chequera llena de Venezuela, que junto con lo que era el proyecto del PT en Brasil, kischnerismo en Argentina, conformaron un bloque muy, muy poderoso. Paraguay nunca cayó en las garras plenas de este proyecto como cayó Bolivia.
–¿Cuáles son los desafíos de la democracia en América Latina? Cree que hay un avance del autoritarismo en la región?
–Fue cíclico. Mucho se habla del avance de la izquierda y derecha. Creo que hay una tendencia de cambio. Desde el 2018, que ganó Iván Duque, si revisas todas las elecciones en América Latina, excepto ustedes en Paraguay, y a Binader en Dominicana, casi todos los gobiernos fueron derrotados. Bueno, Bukele recibe en El Salvador, digamos, las tres. Pero si ves todas las otras elecciones, hubo una tendencia de cambio. Por el Covid, por las dificultades. La gente confunde una tendencia de cambio con una tendencia de izquierda. Este año veremos cómo va quedando el mapa. Es democracia o autocracia. Es Estado de derecho o Estado de capricho. Y deberían estar de ese lado.
–¿Qué se puede hacer para consolidar la democracia en la región?
–El problema yo creo que hay que llamar a las cosas por su nombre. Lo de Venezuela no es fraude. Fraudes hemos visto en otros lugares. Es robo a la soberanía popular con un golpe contra esa voluntad expresada por el pueblo. En Venezuela, heroicamente, en dictadura, sin acceso a medios, se consiguió casi todas las actas que el mismo régimen tenía del día de la elección que muestran que Edmundo González, con el apoyo de Machado, obtuvo 67% del voto contra 30%. Entonces, mal se le puede decir que lo que hizo Maduro fue fraude. No, es robarse la presidencia. Un golpe contra la soberanía de la voluntad popular. Porque fraude es un término oprobioso, pero demasiado benigno para describir lo que pasó en Venezuela. Fraude fue lo que hizo Morales en 2019, donde no tenía una brecha de 10 puntos, había que ir a la segunda vuelta y modificó actas cambiando los metadatos certificados por la auditoría vinculante que él pidió a la OEA. Y cuando llegó a la auditoría él no la reconoció siendo que él había firmado y pedido.
–¿Qué piensa del auge del crimen organizado en la región ? ¿Cómo se combate a la narcopolítica?
–Creo que has tocado un tema que es hipersensible y lo determinante es la voluntad de los gobiernos. Estos 20 años han sido nefastos porque han sido gobierno de quien protege la producción de coca ilegal que era ilegal, que ahora la volvieron legal. Y no solamente que han protegido esa producción, sino que en Bolivia tristemente la han legalizado para que se entienda el drama que estamos viviendo. Marzo 2017, Ley 906, se legalizó la producción de coca que se destina única y exclusivamente al narcotráfico. Y por eso llega el señor Marset, narcotraficante regional. Y por eso viene el PCC y Vermelho de Brasil. Y por eso acribilla a policías en las calles. El origen de Evo Morales viene de la protección de la coca destinada al narcotráfico. Si hay un gobierno democrático que arregla la economía, otra de las tareas centrales es acabar con el narcotráfico. Todos los que no quieren una coordinación con la DEA, los que no quieren que venga a ayudar la federal brasileña o unidades antinarcóticos para acabar con el narcotráfico, están resignándose a hacer esfuerzos aislados contra un crimen organizado internacional que socava a la democracia, envenena a nuestros jóvenes y destruye el tejido societario de nuestros países. Hay que hacer esos esfuerzos. ¿Quién no quiere eso? Los narcotraficantes.
–¿Qué tan importante es lograr alianzas o mayorías en el Congreso y no caer en un copamiento de poderes?
–Yo creo firmemente en la separación de poderes. Está en la Carta Democrática Interamericana. Tenemos que tener democracia con elecciones libres, separación de poderes, instituciones independientes. Lo que pasa de los proyectos de los socios es que desde la presidencia tienen el manejo del Congreso y cuando pierden el manejo del Congreso hacen una castración congresal vía el poder judicial. Lo hemos visto en Venezuela, lo hemos visto en Nicaragua, lo hemos visto en Bolivia. Evo Morales, vía fallos judiciales, obtuvo otro mandato. Cuando sólo había dos mandatos en la Constitución, tuvo un tercero con un fallo judicial. Bolivia tiene una tarea de salvar la economía y reconstruir la democracia con las instituciones que han sido pulverizadas.
–¿Hay ética y moral en la política?
–De parte de pocos, sí. De parte de muchos, no. Y eso es lo que el votante quiere saber diferenciar.
–¿Cómo ve al Gobierno de Peña?
–Me dio pena que Paraguay no tome la Secretaría General de la OEA. Lo digo con dolor, porque es un país democrático ejemplar. Pena que en la región existan gobiernos que lo primero que preguntan es, ¿dónde está Estados Unidos para que me vaya al otro lado? Y ponen eso por encima de la solidaridad regional. Creo que eso demuestra una desviación donde la prioridad es una ideologización geopolítica por encima de la solidaridad regional. Pero dicho eso, Paraguay, como se ve que es un gobierno que está avanzando.
Revancha
Siendo vicepresidente de Bolivia, Jorge Quiroga, asumió el 7 de agosto de 2001 la presidencia de la nación en Sucre, después que el presidente Hugo Banzer renunciara a su cargo por un cáncer de pulmón e hígado.
Quiroga se convirtió en el presidente más joven de Bolivia.