Bolsonaro encabezó desde Brasilia una reunión telemática en la que participaron miembros de su gabinete, gobernadores, alcaldes y representantes de la cámaras legislativas, y en la que, en sus primeras palabras, se mostró sereno, aunque preocupado por el avance de la pandemia en el país, hoy uno de los más afectados del mundo.
“Debemos dar continuidad al esfuerzo de todos en la búsqueda de mitigar problemas y alcanzar a aquellos que son afectados por esa crisis, cuyo tamaño aún desconocemos” y que hasta ahora ya dejó en el país casi 19.000 muertos y cerca de 292.000 casos, indicó.
“Sabemos cómo esto perjudica a Brasil y a todo el mundo”, dijo el líder de la ultraderecha, que a pesar de su tono más suave, se centró mucho más en los efectos económicos y el impacto sobre el empleo de un virus que al que calificó como “gripecita”.
COLABORACIÓN. ”Tenemos que trabajar en conjunto“, pidió Bolsonaro, sin hacer alusión en principio a sus profundas críticas a los gobernadores y alcaldes que impusieron severas medidas para restringir a mínimos la circulación de personas y contener la propagación del Covid-19, pese a las presiones del Gobierno para una reapertura económica. Uno de los puntos centrales de la reunión convocada por Bolsonaro es un programa de auxilio financiero a los estados y los municipios, ya aprobado por las cámaras legislativas, pero aún no sancionado por el presidente.
El plan prevé que el Gobierno federal distribuirá entre los estados y municipios un total de 120.000 millones de reales (unos 21.000 millones de dólares) para la lucha del coronavirus. Sin embargo, para sancionarlo, Bolsonaro pretende introducir una cláusula que congele los salarios de todos los funcionarios públicos federales, regionales y municipales hasta el 31 de diciembre de 2021. Según Bolsonaro, es una “cuota de sacrificio” que pide al sector público en esta crisis, en el que los obreros informales y de las firmas privadas son hasta ahora las más afectadas.
IMPACTO. La crisis sanitaria provocada por el Covid-19 en Brasil se agravaría cuando el mal llegue a los 7,8 millones de brasileños que viven a más de 4 horas de distancia de hospitales adecuados. La alerta fue dada ayer por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el mayor centro de investigación médica en América Latina, vinculado al Ministerio de Salud de Brasil. Según el ente, hasta el pasado viernes el 60% de los 5.570 municipios brasileños registró al menos un caso y el 21% ya tuvo muertos. Los municipios afectados hasta ahora son en su mayoría capitales regionales o ciudades grandes o medianas, por lo que el virus estaría lejos de poblados más pequeñas y aislados. Estos pequeños pueblos concentran 7,8 millones de brasileños que viven a 4 horas de distancia de un municipio con un hospital con unidad de cuidados intensivos.