“Qué pasó en marzo de 2015? La salud en Brasil siempre tuvo sus problemas. La falta de UCI era uno de ellos y ciertamente uno de los peores”, escribió Jair Bolsonaro en las redes sociales, tras publicar una noticia de cinco años atrás que hace referencia a la falta de cupos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) del país.
Bolsonaro, uno de los líderes del mundo más escépticos sobre la gravedad del Covid-19, a la que ha llegado a llamar de “gripita”, también reiteró en el mensaje la crítica que desde el comienzo de la pandemia ha hecho a las medidas de distanciamiento para frenar la propagación del virus.
“Hoy al cerrar nuevamente el comercio y obligar a quedarse en casa, viene el desempleo en masa con consecuencias desastrosas para todo Brasil”, señaló.
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Brasil, uno de los países más castigados por la pandemia en el mundo, acumula cerca de 255.000 muertes por coronavirus y 10,5 millones de contagios.
El país completó la víspera cinco jornadas consecutivas con más de 1.300 muertos diarios, una situación que ha obligado a 13 de los 27 estados a endurecer fuertemente las medidas para evitar la propagación del virus.
Brasilia, la capital del país y donde reside el líder ultraderechista, es una de las más afectadas, ya que la ocupación de las UCI está en el 98 % de su capacidad.
Para disminuir la movilidad, evitar aglomeraciones y disminuir los contagios, la ciudad cerró a partir de hoy los comercios y servicios por 15 días.
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No obstante, la tranquilidad que debía sentirse este domingo en la capital brasileña por los comercios cerrados fue interrumpida por protestas de quienes ven afectados sus negocios, en su mayoría empresarios de clase media alta.
Los comerciantes se manifestaron desde sus vehículos con las bocinas pidiendo la suspensión de las medidas impuestas por el gobernador Ibaneis Rocha, pese a que el mandatario regional ya había flexibilizado las medidas desde la víspera, tras el llamado que hicieran varios empresarios.
Inicialmente, las restricciones iban por tiempo indeterminado y solo permitían el funcionamiento de servicios esenciales como supermercados, tiendas de abarrotes, gasolineras, comercio de productos farmacéuticos, clínicas médicas y dentales, laboratorios, clínicas veterinarias y “cultos, misas y rituales de cualquier credo o religión”.
Ahora las restricciones solo se extenderán por dos semanas, permitiendo también el funcionamiento de parques, entidades públicas que presten atención a la población, bancos, oficinas, despachos de profesionales autónomos e industrias, que hasta el viernes estaban prohibidos.