El caso de los bonos del IPS y el joven banco ueno puede cambiar esa mirada y deteriorar los niveles de confianza en la sensible área financiera, cuya credibilidad y solidez costó años construir. Es que este tema tiene la particularidad de unir asuntos complejos: Los fondos del IPS, la gallina de los huevos de oro en Paraguay, y el manejo de los mismos a través de operaciones financieras o inversiones.
Que la previsional compre bonos de los bancos no es novedad. Casi todos los bancos tienen fondos del IPS, en menor o mayor medida. Las operaciones se realizan con la regularidad que exigen los tiempos financieros y hace tiempo no hay tembladerales en este campo. Pero la alta sensibilidad tiene justificadas razones. Aún se ve la humareda de la crisis financiera de 1996 cuando la coerción del poder político se utilizó para el escandaloso salvataje de bancos vaciados por sus propios directivos. El daño patrimonial fue de alto impacto y marcó un punto de inflexión en el manejo y control del BCP del sistema financiero.
Nada había en el horizonte que llamara la atención hasta que se dio a conocer que el Instituto de Previsión Social adquirió a mediados de setiembre bonos financieros de ueno bank, por G. 250.000 millones, con una tasa de interés del 8% anual y un plazo de 7 años, con vencimiento programado para el 9 de setiembre de 2031.
La desconfianza se da por los vínculos políticos que retratan el mapa de poder que hoy gobierna el país. La solidez del banco también entró en discusión, especialmente por su escasa trayectoria.
ueno ha despertado curiosidad por su ascenso meteórico y su agresiva política de adquisición de empresas, bancos, financieras, inversiones en publicidad nunca antes vistas, impactante inserción digital y la captación de fondos públicos. Aparece como cliente estrella del conglomerado el mismísimo presidente Santiago Peña, quien en su declaración jurada asegura ser accionista de ueno holding y tener ahorros (CDA) en el banco. Apenas asumió en el 2023, nombró como presidente del Banco Central del Paraguay a Carlos Carvallo, quien en ese momento presidía financiera ueno. Anteriormente, había estado en la banca matriz como miembro del Directorio entre 2015 y 2020. Estuvo en el BCP, de allí fue a ueno y retornó al BCP. En diciembre, ya bajo su administración, la financiera se convierte en banco.
El ministro de Economía Carlos Fernández Valdovinos es también uno de sus famosos ahorristas y cuando Lea Giménez era jefa de Gabinete, su esposo Vit Bubak fue nombrado vicepresidente del citado banco. Además, hay vínculos familiares de otros miembros del gabinete presidencial.
Los directivos de la entidad sostienen que Peña nada tiene que ver con el banco sino con el holding. Pero ambas instituciones tienen las mismas autoridades. Una verdad legal, pero falaz. Son dos empresas con el mismo tronco: Miguel Vázquez y Juan Manuel Gustale encabezan ambas compañías, según el sitio web.
La puerta giratoria o la circulación público/privada es considerada una forma de corrupción por el conflicto de interés, ya que los funcionarios que tienen o han tenido un vínculo con una empresa privada pueden tomar decisiones que favorezcan a esa empresa. Paraguay tiene una ley.
Y quizá este es el tema más delicado que causó las sospechas y temores de este contrato con el IPS. Más aún porque no existen contrapesos institucionales para la fiscalización de una correcta operación que garantice la seguridad de las inversiones de la previsional, que deben proteger el futuro de miles de jubilados. El titular del IPS es un empleado del presidente, no es independiente y, por tanto, sin capacidad para oponerse a eventuales órdenes.
MUCHO RUIDO. Por eso la estridencia generada por esta operación. Ya está instalada la desconfianza. Cuando Jorge Brítez fue al Congreso a defender el presupuesto del IPS, se vio obligado a explicar la compra de bonos señalando que fue una decisión técnica y conveniente. Mañana nuevamente debe ir al Senado, convocado por la mesa directiva para dar explicaciones.
El presidente de ueno bank, Juan Gustale, tuvo que salir a defender y a explicar que no hay vínculos societarios con el presidente Peña.
Para agregar desconfianza, se supo que el IPS recibió una oferta de bonos de otro banco (de mayor solidez), pero la administración de la previsional rechazó la oferta, incluso luego de ser mejorada. Luego concretó con el banco que hoy está en el ojo de la tormenta. Además, el BCP autorizó a ueno diferir sus deudas por 30 años tras la fusión con el quebrado banco Visión. Una decisión inédita sin antecedentes en el sistema.
La Asociación de Jubilados está en estado de alerta y convocó a sus miembros a una manifestación frente a la entidad bancaria.
¿Por qué las operaciones de otros bancos no levantó el mismo avispero?
Es una pregunta muy pertinente que el Gobierno debe responder con transparencia y solvencia para despejar sospechas. Los golpeados jubilados del IPS merecen tranquilidad de que sus aportes de 30 años de sus vidas están seguros y que no volverán a las pesadillas de las timbas financieras. Ya el suplicio de la falta de medicamentos es bastante castigo.
Y por supuesto, la cuestión ética altamente comprometida por los vínculos señalados.
No es buena propaganda para un gobierno que busca con desesperación la inversión extranjera.
Más aún en tiempos en que ya está siendo observado en el mundo por su avance autoritario.
