La Asamblea Legislativa de Bahía aprobó este jueves por unanimidad la creación de la “Companhia Baiana de Insulina” (Bahiainsulina), que con capital privado integrará la estructura de la administración pública de forma indirecta y estará vinculada a la Secretaría de Salud regional, apuntó un comunicado.
Brasil retomó desde 2018 la fabricación propia de insulina “regular”, que tiene una estructura idéntica a la producida por el cuerpo, es transparente y su efecto es inmediato, mientras que la demanda de la del tipo NPH, también conocida como “humana”, es suplida a través de importaciones de Estados Unidos y Europa.
El proyecto, que demoró tres años para ser estructurado, ahora deberá ser sancionado por el gobernador Rui Costa para el inicio inmediato de las obras de construcción de la fábrica en el Complejo Industrial de la Salud, un polo biotecnológico y farmacéutico en la región metropolitana de Salvador, la capital regional.
Bahiainsulina, que producirá el medicamento desarrollado por la estatal Bahiafarma, proveerá al Sistema Único de Salud (SUS), la red pública sanitaria del país, y “cuando entre en funcionamiento permitirá que Brasil deje la necesidad de importación”, destacó el secretario regional de Salud, Fabio Vilas-Boas, citado en la nota.
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El excedente de demanda del SUS podrá ser comercializado con el mercado privado y con los países vecinos, completó Vilas-Boas.
La estatal Bahiafarma posee la patente de la insulina humana bajo la Alianza para el Desarrollo Productivo, un acuerdo que tiene como objetivo “nacionalizar” su producción y garantizar desde su fase inicial el 50% de la demanda del SUS.
En el país sudamericano, según cifras de la Sociedad Brasileña de Diabetes, 12 millones de diabéticos son dependientes de insulina humana -que es lechosa y de efecto prolongado- para su tratamiento crónico, de los cuales más de 200.000 están en el estado de Bahía.
La fábrica, que competirá con las tres multinacionales que dominan el mercado (80%), generará 300 empleos directos y 1.000 indirectos, además de reducir por la mitad el costo de la insulina humana en el país, que para la red pública es de 18 reales (unos USD 3,2).
La transferencia de la tecnología, resaltó el comunicado, estará a cargo del laboratorio ucraniano Indar, que ya cuenta con el aval de las autoridades sanitarias brasileñas.