Esta área vegetal nativa arrasada equivale a la décima parte del territorio del país y es superior al de una nación como Chile.
Según las estimaciones de los especialistas, la devastación de la vegetación autóctona creció un 40% en todo el país durante 2019, en relación con el promedio de los últimos cinco años.
Solo en la Amazonía brasileña fueron destruidos 10.000 kilómetros de selva el año pasado, primer año del gobierno de Jair Bolsonaro, criticado internacionalmente por no hacer lo suficiente para proteger el medioambiente.
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El estudio divulgado este viernes por el Proyecto de Mapeo Anual de la Cobertura y Uso del Suelo de Brasil (Mapbiomas) mostró que, además de haberse destruido una vasta extensión de vegetación en poco más de tres décadas, la mitad del área deforestada fue en la región de la Amazonía, uno de los santuarios medioambientales del planeta.
Entre 1985 y 2019 fueron destruidas 44 millones de hectáreas de este bioma, que alberga el mayor bosque tropical del mundo.
Récord de área devastada en 2020
La Amazonía brasileña está en camino de cerrar 2020 con un récord de área devastada. Las proyecciones de las organizaciones ambientalistas indican que 1,3 millones de hectáreas pueden llegar a ser devastados, lo que sería la mayor área registrada en los últimos 32 años.
De acuerdo con el análisis presentado este viernes, el principal responsable de esa destrucción fue la pujante industria agropecuaria brasileña, que representa cerca de un quinto del PIB del país y que convirtió los bosques y las selvas en zonas de cultivo y pastizales para el ganado.
El gigante sudamericano es uno de los principales productores de alimentos del mundo, sobre todo de granos y carnes, exportados en gran parte a países de Asia, Oriente Medio, Europa y a Estados Unidos.
“El principal factor para la pérdida de las selvas y de la vegetación nativa en Brasil entre 1985 y 2019 fue la conversión de áreas para la actividad pecuaria y para cultivos agrícolas. Esas actividades representan por lo menos el 90% de la deforestación”, aseguró a Efe Tasso Azevedo, coordinador general de MapBiomas.
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Mapbiomas es una red de organizaciones no gubernamentales, científicas y académicas, así como de universidades y empresas de tecnología, que nació en 2015 y que utiliza tecnologías de vigilancia remota y procesamiento en nube para generar mapas anuales de la cobertura y el uso de la tierra en Brasil.
Para ello, clasifican cada uno de los pixeles de las imágenes que obtienen por satélite y que gracias a la resolución de 30 metros que poseen, les permite visualizar las áreas territoriales de los diferentes biomas brasileños e incluso hasta territorios indígenas.
En este sentido, Acevedo explicó que los territorios y las unidades de conservación indígenas representaron menos del 2% de toda la superficie deforestada en los últimos 35 años. “Considerando solo a la Amazonía, el índice fue de 2,7%", agregó.
El cerrado, el bioma más afectado en proporción
De acuerdo con el estudio, tres momentos han marcado la historia de la devastación en el gigante suramericano.
Un primer periodo de 18 años (1985-2003), donde se registró una fuerte deforestación; un segundo momento (2003-2010) donde la destrucción de la vegetación menguó y un tercero, desde 2010 y hasta la fecha, donde nuevamente se intensificó la devastación.
Pese a que el 67% de las 851,6 millones de hectáreas que abarca el territorio brasileño aún está cubierto con vegetación, el 9,3% de esa área es de vegetación secundaria, es decir que fue reforestada tras su destrucción.
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El mapeamiento identificó que el ecosistema más afectado por la deforestación en los últimos 35 años ha sido el cerrado (sabana brasileña), que perdió el 21,3% de su área vegetal original, la mayor devastación registrada, en términos proporcionales, entre los seis grandes biomas brasileños.
Pese a que la destrucción en la Pampa se extiende por 2,3 millones de hectáreas, este ecosistema es el segundo más afectado en términos proporcionales, con la pérdida de la cobertura vegetal en el 20% de su área.
Ya en el Pantanal, el mayor humedal del mundo y que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay, la deforestación ha destruido el 12% de su cobertura vegetal, seguido por el 11,2% de la Amazonía.
Un próximo estudio sobre incendios
Además de los estudios que Mapbiomas adelanta en cuanto a deforestación, la iniciativa también está analizando los efectos de los incendios en los últimos 35 años en los diferentes biomas de Brasil.
El informe será presentado en un mes y, además de señalar las áreas donde fueron registradas los fuegos, mostrará cuántas veces las mismas superficies han sido afectadas por las llamas.
Si bien los incendios son frecuentes en los seis biomas ubicados en todo el territorio brasileño, en los últimos años los más afectados han sido los de la Amazonía y los del Pantanal.
En 2019, las quemas de la Amazonía aumentaron un 30%, y pusieron a Brasil en la mira mundial tras registrarse 89.178 focos de incendios, provocados principalmente por la deforestación ilegal.
Este año el turno ha sido para el Pantanal donde más del 10% de toda su extensión en Brasil fue devastada por las llamas.