Al final de un extenso artículo publicado este martes en el que analiza la situación política reciente en Brasil, Noam Chomsky concluyó que Lula da Silva es “uno de los presos políticos más significativos del período actual”.
Agregó que el político brasileño es mantenido en aislamiento para que el golpe de Estado blando, que supuestamente ocurre en el país, pueda seguir su curso.
Eso, prosigue, “probablemente tendrá consecuencias graves para la sociedad brasileña y buena parte del mundo, teniendo en cuenta el potencial rol de Brasil”, ante lo que apostilla: “Seguirá su curso si se tolera lo que está pasando”.
El filósofo y activista visitó con su esposa al ex presidente brasileño (2003-2010) recientemente en la sede de la Policía Federal en Curitiba, donde cumple una condena de 12 años por corrupción pasiva y lavado de dinero.
Chomsky consideró que el “supuesto crimen” del que se acusa a Lula da Silva, recibir un apartamento a modo de soborno, es “casi indetectable para los estándares brasileños”, e instó a buscar las razones por las que se dictó una “sentencia totalmente desproporcionada”.
Ante la negativa de un juez, el día siguiente de su visita a la prisión, a permitir que un medio nacional entrevistara al ex político, Chomsky criticó que los criminales violentos “son entrevistados por rutina en prisión” y sostuvo que las “estructuras de poder” quieren evitar que la sociedad sepa nada de Lula.
Con el ex presidente alejado de los comicios que se celebran este domingo, Chomsky consideró que hay buenas posibilidades de que el diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, líder en los sondeos de intención de voto, logre la victoria y desarrolle las “políticas duramente regresivas” del presidente Michel Temer.
En ese sentido, mantuvo que Temer reemplazó a Dilma Roussef (2011-2016) después de una destitución “grotesca” en “una etapa temprana del golpe de Estado blando que ahora tiene lugar en el país más importante de América latina”.
Asimismo, el lingüista estadounidense denuncia una “campaña” política que se está “aprovechando de la corrupción en la que participó el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula” y afirma que, si bien la corrupción es real y seria, la “demonización” del PT es “puro cinismo, considerando las travesuras de los acusadores”.
“Los cargos contra Lula, incluso si uno los pudiera acreditar, no pueden posiblemente tomarse en serio como base del castigo que se ha administrado para apartarlo del sistema político. Todo lo cual lo clasifica como uno de los presos políticos más significativos del período actual”, destaca en su artículo.