La cifra de contagios en Brasil aumentó desde la víspera en 4.613, lo que según el boletín de situación del Ministerio de Salud indica que la curva sigue en un “fuerte ascenso” y refuerza la proyección de que el pico de la pandemia se alcanzará entre los próximos mayo y junio.
“El foco está en garantizar la infraestructura (hospitalaria) necesaria para cuidar de todas las personas, que es la prioridad absoluta”, dijo en una rueda de prensa el ministro de Salud, Nelson Teich.
También reconoció que, aún cuando el pico de la pandemia está lejano, conversará en los próximos días con gobernadores y alcaldes a fin de analizar las medidas de reclusión social que han adoptado, que incluyen cuarentenas más o menos rigurosas según la región.
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Esas medidas son censuradas por el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien asegura que causaron un daño económico “peor aún que la pandemia”.
Teich transmitió un mensaje de tranquilidad y aseguró que “no habrá ninguna decisión intempestiva” en relación a las cuarentenas, que algunos estados ya planean comenzar a relajar.
Una de ellos es São Paulo, el más industrializado del país y con 46 millones de habitantes, y que según los datos del Ministerio de Salud ya suma 1.825 muertes y acumula 21.696 casos confirmados.
La capital de Amazonas en “colapso funerario”
Una de las situaciones más críticas en el país se presenta en la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonas (Norte) y situada en el corazón del mayor pulmón vegetal del planeta.
En Amazonas, estado que limita con Venezuela, Colombia y Perú, se han registrado hasta ahora 320 muertes y 3.928 contagios, aunque se teme que esos números podrían ser mayores, debido a la falta de tests y la poca capacidad de análisis de laboratorio en Manaos.
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La pandemia ya había desbordado a la red sanitaria pública de esa región y en los últimos días ha puesto también en jaque al servicio funerario de la ciudad, que según declaró el alcalde Arthur Virgilio Neto ha llegado igualmente a un punto de “colapso”.
La Asociación Brasileña de Empresas y Directores del Sector Funerario de Brasil (Abredif) ha subrayado la crítica situación y ha solicitado al Gobierno que ceda un avión para trasladar de urgencia hasta Manaos al menos unos 2.000 ataúdes, que ya escasean y pudieran acabar en los próximos días.