Brasil superó el jueves la barrera de los 400.000 muertos por coronavirus, sin ver el final del túnel por la lentitud de la vacunación y con deficiencias de gestión atribuidas por numerosos expertos al gobierno de Jair Bolsonaro.
El Ministerio de la Salud notificó 3.001 decesos en las últimas 24 horas, con lo cual el balance se eleva a 401.186, superado solo por Estados Unidos. El total de infectados en catorce meses de pandemia llega a 14,5 millones, en este país de 212 millones de habitantes.
El número de muertes aumentó exponencialmente desde inicios del año: en cinco meses pasó de 100.000 a 200.000 (el 7 de enero); pero solo hicieron falta 77 días para llegar a los 300.000 (el 24 de marzo) y 37 días para alcanzar los 400.000.
P1.”Tuvimos un impacto importante de las nuevas variantes”, como la P1, explicó a la AFP la epidemióloga Ethel Maciel, de la Universidad de Espíritu Santo (UFES).
Más contagiosa y bajo sospecha de ser más severa, esa variante surgió en la Amazonía, se expandió en todo Brasil y llevó a muchos países a cerrar sus fronteras con el gigante sudamericano.
Abril batió todos los récords, con 79.671 fallecidos por Coc hasta el día 29, superando el récord anterior de marzo (66.673).
La segunda semana de este mes fue la más devastadora, con más de 4.000 muertos en 24 horas durante dos días.
La curva empezó a estabilizarse después de cuatro meses de alzas vertiginosas: el promedio de decesos es de 2.526 en los últimos siete días, después de haber superado los 3.000 hace dos semanas. No obstante, la meseta sigue en niveles muy elevados.
BOLSONARO EN LA MIRA. Una comisión parlamentaria fue instalada la semana pasada en el Senado para investigar la gestión de la crisis por parte de Bolsonaro y su gobierno, en el cual se sucedieron cuatro ministros de Salud desde el inicio de la pandemia.
La investigación parlamentaria se enfocará principalmente en la crisis en Manaos, capital del estado Amazonas, donde la escasez de oxígeno derivó en enero en la muerte por asfixia de decenas de enfermos de Covid-19.
Desde el primer caso de Covid identificado en Brasil en febrero de 2020, Bolsonaro se opuso a las medidas de aislamiento social, invocando su impacto económico negativo; rechazó igualmente el uso de mascarillas; cuestionó la eficacia de las vacunas y preconizó remedios como la hidroxicloroquina, sin eficacia comprobada contra la enfermedad.
Los números comenzaron a estabilizarse después de cuatro meses de alzas vertiginosas: el promedio de fallecidos diarios cayó a menos de 2.500 en los últimos siete días, después de haber superado los 3.000 hace dos semanas. No obstante, la meseta sigue en niveles muy elevados.
Unos 28 millones de personas recibieron la primera dosis de vacuna contra el Covid-19, es decir, 13,2% de la población, y 12 millones la segunda. La campaña de vacunación comenzó tarde, a mediados de enero.
Anvisa justifica rechazo de Sputnik V
La agencia reguladora sanitaria de Brasil, Anvisa, defendió el jueves su decisión de rehusar la importación de la vacuna Sputnik V, alegando que se basó en información del propio desarrollador ruso que amenazó con demandarla por difamación.
“Las informaciones sobre la presencia de adenovirus replicante (una versión viva de uno de los virus usados como vector) constan en los documentos entregados a Anvisa por el desarrollador de la vacuna Sputnik V”, dijo el presidente del ente, Antonio Barra Torres.
Tras el rechazo el lunes a la importación de vacunas Sputnik V, los fabricantes rusos habían anunciado por Twitter la presentación de una demanda judicial “por difamación contra Anvisa por difundir información falsa e incorrecta”.
Barra enfatizó que Anvisa basó su decisión en evidencia de que la vacuna rusa cargaba una versión viva del adenovirus, causante de una enfermedad respiratoria leve. AFP