La elefanta Mara cruzó este lunes el paso de frontera entre Puerto Iguazú (Argentina) y Foz de Yguazú (Brasil), el cual permanecía cerrado desde hace 49 días para evitar la propagación del Covid-19, y está previsto llegue al santuario el próximo miércoles tras un recorrido terrestre total de 2.750 kilómetros.
La Policía de Carreteras Federal, que asumió la escolta del animal en Foz de Yguazú (Paraná, sur), comunicó que Mara será llevada hasta el Santuario de Elefantes de Brasil (SEB), ubicado en la Chapada dos Guimaraes, un ecosistema propio de 1.100 hectáreas del estado del Mato Grosso.
“Una gran estructura logística fue montada, siguiendo un riguroso protocolo sanitario específico para la protección de la elefanta”, en momentos de crisis sanitaria por el Covid-19, apuntó el comunicado, que citó también al secretario de Medio Ambiente de la ciudad de Buenos Aires, Eduardo Macchiavelli.
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Según el secretario, “esta transferencia será histórica debido a la complejidad sanitaria, logística y administrativa involucrada. Tomamos todas las medidas de seguridad posibles, realizamos una planificación exhaustiva y tenemos personal técnico altamente entrenado para hacerlo con éxito” en los dos países.
De acuerdo con las autoridades brasileñas, el animal de 5,7 toneladas, tres metros de altura y cinco metros de largo, tiene una edad aproximada de 54 años.
Mara nació en cautiverio en India y luego fue adquirida por un zoológico alemán. En 1970, el Circo África, de Uruguay, compró la elefanta y posteriormente la vendió al argentino Circo Sudamericano, que tras declararse en quiebra la donó al antiguo zoológico de Buenos Aires, actualmente Ecoparque de Palermo.
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En el SEB, Mara se encontrará con las elefantas asiáticas Rana y Maia, las primeras en ser rescatadas de circos brasileños.
El santuario gestiona también el traslado desde Argentina de otras dos hembras, que compartían con ella en Buenos Aires y serían las primeras de la raza africana en el nuevo hogar de los paquidermos.
En diciembre pasado, Ramba, otra elefanta asiática que había llegado dos meses antes al SEB tras haber sufrido cuatro décadas de maltratos en circos en Chile, murió como consecuencia de problemas renales diagnosticados en territorio chileno antes de su traslado.