Es una vista encantadora la que exhibe la tradicional calle Palma en el centro histórico de Asunción, sin la acostumbrada y desordenada maraña de cables que contaminan la visual y ocultan la elegancia de lo que todavía queda de nuestro patrimonio arquitectónico.
Con la inauguración del nuevo sistema de iluminación en la calle Palma, quedaron por fin soterrados los cables. El proyecto, que tuvo sin dudas un costo millonario, no pasa, sin embargo, de ser un toque de maquillaje a una realidad compleja que precisa de políticas públicas y una buena planificación urbana por parte del Municipio.
La capital del país requerirá un enorme esfuerzo, trabajo e inversión para poder brillar como los metros de brillo que le dieron a Palma. El centro lleva décadas de abandono.
Salones comerciales cerrados, oscuridad, veredas rotas, inseguridad y un patrimonio histórico que se fue perdiendo como consecuencia de la dejadez es la imagen que ofrece a diario y que la administración municipal no ha sido capaz de revertir, pese a las numerosas críticas y a los reclamos.
Edificios y antiguas casonas históricas se han convertido en aguantaderos de delincuentes y adictos, también son criaderos de mosquitos y alimañas; estos espacios han sido saqueados, y es un deporte de riesgo transitar por sus veredas rotas y el repulsivo olor que llega desde ellos. Lamentablemente esa es la imagen que muestra hoy la capital del país.
Asunción perdió población precisamente por la mala calidad de los servicios y porque resulta muy cara para lo escaso que ofrece. Sin servicios, escasamente iluminada, insegura y sin transporte público, los vecinos prefieren morar lejos, pero en entornos más seguros y amables.
La administración municipal, en vez de potenciar los espacios públicos verdes, se ha dedicado a sembrar de estaciones de servicio la ciudad. Por eso tiene una superpoblación de estaciones de servicio, lo cual resulta sumamente peligroso, pues en los últimos años fue detectada en las aguas subterráneas infiltración de combustibles. Esto, según estudios de la Facultad de Ingeniería UNA.
Los problemas de Asunción, su caos y su abandono no serán resueltos con unas pocas calles que no muestren sus cables. Para esto es necesario que las autoridades tengan planes que consideren toda la problemática y la aborden con un enfoque de desarrollo urbano que ubique en el centro de todo al ciudadano y sus necesidades.
En los primeros cien días de gobierno de Santiago Peña, por ejemplo, dos aspectos resaltan precisamente porque forman parte de dos ejes que hacen que la vida de los paraguayos y paraguayas adquiera altos niveles de precariedad: la falta de seguridad y el desastroso servicio de transporte público.
La delincuencia prácticamente se ha apoderado del país y afecta cotidianamente a la población más expuesta, a estudiantes y a trabajadores que son asaltados con absoluta impunidad. Por parte de las autoridades que asumieron hace cien días, no se han perfilado soluciones o respuestas a la grave situación. La actual situación de inseguridad que afecta en forma cotidiana a la población es insostenible.
De la misma manera, no se perfilan respuestas a uno de los más sentidos reclamos de la población como es el transporte público. Los usuarios que dependen de este servicio son víctimas a diario de las reguladas de las líneas, las cuales son permanentemente ignoradas por el MOPC; soportan demoras, maltratos y humillaciones. El usuario del transporte público se encuentra abandonado a su suerte.
Necesitamos que el Gobierno central y el municipal trabajen con proyectos y planes para elevar la calidad de vida de la ciudadanía.