El abogado de Britney Spears, Mathew Rosengart, explicó que la estrella “está traumatizada por lo que vivió" durante los casi 14 años de tutela y, por tanto, tener que responder a preguntas relacionadas con el caso no haría otra cosa que volver a traumatizarla.
Aunque la jueza Penny puso fin a la tutela de la cantante en otoño del año pasado, tras un mediático proceso que se alargó durante meses y en el que Spears denunció ser “explotada por su familia”, el caso continúa ahora con la investigación de las cuentas de su padre, que supervisó la vida de la artista.
En la audiencia que supuso la libertad de Spears, Rosengart aseguró que estaba convencido de que el padre de Britney y un variopinto grupo de empresarios y abogados se aprovecharon de la tutela legal para enriquecerse gracias a su éxito y a someterla a un férreo control en el que no tenía acceso a sus cuentas ni potestad para decidir sus proyectos.
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De acuerdo con el abogado, el padre de Spears, Jamie, podría haber ganado hasta 6 millones de dólares de manera fraudulenta.
El caso dio un giro después de que el diario The New York Times publicara un reportaje con declaraciones de tres personas que habían trabajado para la artista y que afirmaron que el progenitor mandó colocar micrófonos en la casa de Britney, cuyas llamadas y mensajes eran interceptados, incluso las comunicaciones con su propio abogado.
Al parecer, la Justicia de California desconocía por completo esas prácticas y por ello obligó a que el padre entregue una declaración y toda la documentación pertinente a la tutela antes del 12 de agosto.
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También están llamados a declarar su antigua representante, Lou Taylor, y su socio Robin Greenhill, ambos sospechosos de firmar jugosos contratos en contra de la voluntad de la artista para ingresar más dinero.
Por su parte, la defensa del progenitor pidió que Spears prestara declaración por las acusaciones vertidas públicamente contra su cliente, algo a lo que la jueza finalmente no accedió.