“Asumo el desafío del cargo que se me ha encomendado por elección popular. Me comprometo a no solo velar por los derechos y caricias que merecemos los perros, sino por todas las mascotas de Chile”, publicó el can de Gabriel Boric el 21 de diciembre en su primer mensaje en Instagram, que generó más de 4.000 comentarios.
Brownie Boric Font se hizo famoso dos días antes, cuando el ex líder estudiantil lo acarició frente a las cámaras antes de votar en su natal Punta Arenas y viajar a Santiago para esperar los resultados que lo coronaron con el 55,8% de los votos como el presidente electo más joven de la historia de Chile.
El perro, que se autodefine en sus perfiles como un “quiltro (sin raza) torpe, pero bien intencionado”, fue adoptado por la familia de Boric hace seis años.
El hermano menor del futuro mandatario, Tomas, reconoció en un medio local que lo eligió de entre una camada de cachorros porque tenía un problema en una de sus patas traseras y nadie quería adoptarle y explicó que le llamaron Brownie porque son fanáticos de ese dulce.
“Para muchos de ustedes es el nuevo presidente de Chile, pero para mí siempre ha sido mi querido humano”, publicó hace unos días el perro junto a una fotografía con el ex líder estudiantil, con quien de momento no pretende mudarse a Santiago: “Me quedo en mis queridas tierras magallánicas”.
CON AGENDA PROPIA
Aunque le encanta mostrar momentos de su vida cotidiana junto a “su humano”, Brownie tiene agenda propia: Promueve la adopción en vez de la compra de mascotas, hace llamados sobre la tenencia responsable y cuelga imágenes de animales perdidos para colaborar en su búsqueda.
“La irrupción de Brownie es muy relevante porque pone en la agenda un tema del que apenas se hablaba hasta ahora: Los derechos de los animales. El electorado de Boric, principalmente jóvenes, es muy sensible a esto”, explicó a EFE Claudia Heiss, de la Universidad de Chile.
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Para Jaime Abedrapo, de la Universidad San Sebastián, Boric busca “ser un presidente que apunta a las emociones” y “mostrar una nueva cercanía con las personas”.
El aún diputado por Magallanes llegará a La Moneda (sede gubernamental) el próximo marzo con 36 años y un mes, lo que le convertirá en uno de los pocos presidentes “millennials” del mundo.
Desde que decidió competir para ser el candidato presidencial de la coalición formada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, Boric ha hecho gala de un liderazgo poco tradicional, horizontal, cercano y empático, algo que se ha potenciado con Brownie, según expertos.
“Con (Sebastián) Piñera nos acostumbramos a un líder más ejecutivo y escasamente carismático. Boric está recuperando un estilo que ya conocimos con (Michelle) Bachelet”, apuntó a EFE Mauricio Morales, de la Universidad de Talca.
OTROS ROCK STAR PERRUNOS
Brownie no es el único rock star perruno de la región. El pasado 23 de diciembre, se hizo viral una videollamada con Dylan, el collie del gobernante argentino, Alberto Fernández.
“Me ha contactado el primer perro de la república Argentina. Esperamos poder avanzar en conjunto en materias tan relevantes como la tenencia responsable y la convivencia de los humanos con nosotros”, dijo entonces.
La familia perruna argentina, que tiene también miles de seguidores, se completa con los tres hijos de Dylan: Prócer, Kayla y Blue.
El caso del brasileño “Augusto Bolsonaro” fue bastante peculiar: El perro adoptado por la primera dama de Brasil, Michelle Bolsonaro, tan solo disfrutó doce días de la residencia oficial debido a que su dueño apareció para reclamarlo.
En la historia reciente de Estados Unidos, la mayoría de las familias presidenciales han tenido mascotas en la Casa Blanca, a excepción de Donald Trump: Barack Obama tuvo dos perros de agua portugués, mientras que George W. Bush convivió con tres canes y una gata.
“Commander”, un pastor alemán cachorro, se acaba de sumar a la familia del presidente, Joe Biden, que no tiene redes, pero ya es conocido a lo largo y ancho del país.
Para Heiss, la presencia en redes de las mascotas presidenciales no se trata de una “moda política”, sino de “la expresión de un cambio cultural, de un aumento de la sensibilidad respecto a los derechos de los animales, de una relación distinta entre el ser humano y la naturaleza, una agenda que aún no se ha reflejado en las instituciones”.