Aunque el álbum Western Stars, editado en junio, supuso su regreso discográfico tras cinco años sin nuevos temas, Bruce Springsteen casi ha aparecido más en los titulares en los últimos meses por su presencia en las pantallas que por sus canciones.
Así, The Boss acudió la pasada semana al Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) para estrenar el documental Western Stars, que ha dirigido junto a Thom Zimny y en donde interpreta todas las canciones del álbum homónimo en un pequeño recinto y rodeado de amigos mientras reflexiona, asimismo, sobre su trayectoria y sus obsesiones personales.
A pesar de que las primeras críticas desde Toronto han alabado el filme, Springsteen ha admitido que, en parte, este documental es un regalo a sus fans para compensar que no habrá gira para presentar Western Stars, un álbum que ahonda en la melancolía y la nostalgia a partir de un sonido íntimo que bebe del country y el folk.
“Es una extensión, como si los atara, de los hilos filosóficos en los que he estado trabajando toda mi vida desde que era niño”, comentó Springsteen sobre el documental en un coloquio posterior a su estreno en Toronto.
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“Hay dos caras del carácter estadounidense: la cara solitaria y la cara que anhela conexión y comunidad. Eso ha sido un viaje de por vida para mí: tratar de resolver cómo ir de uno al otro, cómo reconciliar esas dos cosas”, añadió.
Con un evidente aroma crepuscular y de vaquero que, por un momento, se baja del caballo y hace repaso tanto de sus aventuras como de sus fracasos, el documental Western Stars sigue la estela de su autobiografía Born to Run(2016) y de su obra teatral Springsteen on Broadway (2017-2018), dos claras muestras del reciente interés del músico por echar un vistazo a su legado.
No obstante, el roquero conserva el humor y, preguntado en Toronto sobre qué va después de ser escritor, autor teatral y ahora director de cine, respondió con ironía que quizá pruebe con la lucha libre.
A la espera de si en algún momento se anima a convertirse en actor (por ahora solo ha tenido cameos como su divertida aparición en la cinta High Fidelity de 2000), Springsteen puede presumir de haber sido ya protagonista en la gran gala del cine gracias al Óscar que ganó a la mejor canción original por Streets of Philadelphia de la película Philadelphia (1993).