Liz Analía Acosta
@lizanaliapy
En los últimos días, autoridades paraguayas y de otros países de la región se capacitaron buscando fortalecer la capacidad técnica en valoración ambiental. En ese contexto, Diego Quintero, jefe regional del área de Crimen Organizado de la ONU, habló en exclusiva con ÚH, detallando que los principales crímenes medioambientales que van en aumento en el país son la deforestación y el tráfico de especies.
–¿En qué consisten los crímenes ambientales transnacionales?
–Cuando hablamos de delitos medioambientales, estamos hablando de aquellas manifestaciones de crimen organizado que se dan hablando de los ecosistemas y tienen base en la convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre.
Es la convención, la famosa convención CITES que entró en vigor el primero de julio de 1975. Esa es la normativa internacional del delito medioambiental.
El mundo empezó a hablar de crimen organizado hacia el año 2000.
Antes hablábamos de crímenes transnacionales, de tráfico de drogas, de tráfico de armas, del tráfico de personas, pero no había una norma que aglutinara todos, hasta la Convención de Drogas del 66, pero todo eso se reunió en una sola normativa en el 2000, con la Convención Transnacional del Crimen Organizado, la Convención de Palermo.
Entonces, allí los Estados de las Naciones Unidas, entre los cuales se encuentra el Paraguay, dijeron: “Vamos a luchar contra el crimen organizado y sus manifestaciones”.
Los delitos o crímenes ambientales son una manifestación del crimen organizado.
Nosotros lo que hacemos es apoyar a los Estados miembros, para que ellos fortalezcan sus capacidades y en eso estamos esta semana en Ciudad del Este, apoyando a Colombia, Argentina y Paraguay, para que puedan compartir experiencias y fortalecer capacidades.
Queremos hablar de cómo medir, cómo tasar, cuantificar el daño ambiental.
–¿Va a ser la primera vez que Paraguay va a poder medir el impacto ambiental que genera el crimen organizado o ya se venía haciendo?
–El Ministerio de Medioambiente de Paraguay ya tiene una tasación del daño ambiental, sobre todo en procesos sancionatorios.
Tasar el daño ambiental ya en materia penal es un desarrollo nuevo. Está empezando a verse, pero eso requiere muchas cosas antes; por ejemplo, que existan en la legislación penal los delitos medioambientales.
Aún Paraguay no tiene esos delitos ambientales en su Código Penal.
La lucha contra los crímenes medioambientales en la región debe tener unos 15 años y los más grandes desarrollos se han dado los últimos cinco años y una de esas capacidades es poder medir cuánto vale el daño, cuánto vale la afectación al ecosistema, a esos servicios ecosistémicos.
Entonces, saber si es una infracción, un daño, una afectación. Son términos distintos, pero esto le va a permitir al señor juez de la República tasar el daño y dictar una pena también pecuniaria.
–Ese es un desafío también en materia legislativa…
–El Código Penal paraguayo no tiene contemplado los delitos medioambientales; entonces, no tiene, por ejemplo, el delito de deforestación o delito de tráfico de fauna.
Entonces, los fiscales y la Justicia paraguaya pues hacen esfuerzos muy grandes, por ejemplo, castigándolo con asociación ilícita. Lo que hacen es que una persona que se asoció con otro para cometer un delito, pues sea castigada por esa asociación.
Depende la voluntad política de los países. Naciones Unidas está supremamente disponible y atento a poder apoyar en materia de estos desarrollos legislativos, pero es un ejercicio soberano del parlamento paraguayo y del Gobierno paraguayo.
Sin embargo, es importante que lo hagamos. Queremos castigar los delitos ambientales en el Paraguay. Por ejemplo, qué conductas al Congreso y a la nación le parecen que deben ser castigadas.
–¿En qué puesto están los crímenes medioambientales a nivel mundial?
–Naciones Unidas no hace una medición. Esas mediciones las hacen algunas organizaciones no gubernamentales.
Lo que puedo decir es que los delitos medioambientales han ido en aumento. Cada vez vemos más en la región el tráfico de especies de fauna y flora. Ustedes tienen un incremento sobre todo en la región del Paraná y en la región del Gran Chaco. Tienen deforestación, tráfico de especies, sobre todo aves y primates.
Esos delitos se están incrementando, hay un mercado creciente. Tal vez el mercado más dramático es el de los felinos. Podemos hablar desde el jaguarundí, el ocelote, el puma y el jaguar. Es un tráfico desde Centroamérica hasta el Chaco.
Y hay un mercado gigantesco, un mercado local de pieles que se da en la región, en Centroamérica, en Norteamérica. Y hay mercado con destino a la medicina tradicional china.
Las partes del jaguar, como los aceites generados a partir de sus huesos, las moliendas de sus colmillos, de sus garras. Entonces, tiene en riesgo la población del jaguar y eso pone en riesgo la salud del ecosistema, porque la salud de la especie marca la salud de los ecosistemas.
–Muchos mencionan que el delito ambiental es la tercera forma de delincuencia organizada transnacional más frecuente, ¿es cierto?
Dicen que es la tercera más rentable, pero hoy en día creo que esa escala se ha ido difuminando, porque ya no existen organizaciones dedicadas a solo tráfico.
En el pasado era una organización criminal dedicada (solo) al narcotráfico, otra dedicada al tráfico de armas, otra al tráfico de migrantes, pero hoy en día encontramos organizaciones multicrimen, que comercian con especies, que comercian con armas, que comercian con drogas y reinvierten esas ganancias.
Infortunadamente, el mercado de especies sí es muy alto; por ejemplo, una rana puede llegar a costar USD 20.000 en Estados Unidos, un ave, USD 50.000.
–Por último, ¿cuál es el impacto económico que generan estos crímenes?
El crimen es costoso al Estado, siempre, porque hace que se mueva el aparato del Estado, movilizar a la Policía, tienes que ocupar a un juez de la República, eso cuesta.
Entonces, el aumento del crimen también aumenta los costos de funcionamiento del Estado. Pero más que eso es la pérdida del valor ecosistémico. ¿Cuánto cuesta un árbol? No lo sabemos. ¿Cuánto cuesta una especie? No lo sabemos.
Sí sabemos que el impacto sobre los ecosistemas, los impactos sobre el calentamiento global, el impacto sobre los pastos, sobre las aguas es importante. Y eso es precisamente el objetivo de este taller de poder cuantificar el daño ambiental.
Abogado de la Universidad Nacional de Colombia. Es jefe regional del área de Crimen Organizado de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). Es el encargado de articular la estrategia de lucha contra fenómenos asociados al crimen como minería ilícita, tráfico de armas, drogas y delitos medioambientales.