La intención es replicar este experimento en todo el espejo de agua, dependiendo de los resultados de la investigación.
La evaluación de la eficiencia del sistema está a cargo de un equipo del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas de la UNA (Cemit), conformado por la doctora Inocencia Peralta, Gilberto Benítez, la Lic. Claudia Ávalos, Héctor Nakayama y el ingeniero agrónomo Antonio Samudio.
“Es importante destacar que el proyecto es de experimentación y una vez concluida la evaluación la isla será retirada, en abril de 2021”, indicaron en un comunicado desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
La entidad financia el proyecto de investigación local, que además funciona con plantas que son frecuentes en la zona de confluencia del antes conocido como lago azul.
Básicamente, consiste en un sistema de flotación y anclaje con esta materia prima local, que además se sostiene con cubiertas recicladas, también elaboradas por mano de obra de la zona.
“Los plantines de totora fueron obtenidos a partir de semillas, para lo cual se desarrolló un protocolo para lograr un alto porcentaje de germinación y aclimatados en viveros, por lo que no se afectó a ningún humedal”, explicaron los expertos.
Destacan que con el uso de las semillas se garantiza que puedan proveer más si es que la situación lo requiere, evitando cercenar los humedales naturales que posen estas plantas.
La posibilidad de descontaminar el lago a través de islas flotantes ya fue mencionada en más de una ocasión a la hora de buscar eliminar la contaminación del Ypacaraí, que atraviesa varias ciudades desde Central hasta Cordillera.
Otra de las propuestas presentadas incluso por expertos internacionales fue en su momento dragar el lago.
El drenaje del río Salado, la oxigenación con bombas especiales y la aplicación de tecnosoles también fueron planteadas durante los momentos quizás más críticos de contaminación, cuando afloraba el color verde.
El Conacyt no dio a conocer el monto destinado a este proyecto de investigación.