El reverendo Osvaldo Duarte, provincial de los Redentoristas del Paraguay, inició su homilía de este domingo resaltando el compromiso de los laicos y la vocación de trabajar por la evangelización de la Iglesia.
En ese sentido, aseveró que para ello no “necesariamente esto exige conocimientos profundos de teología o razonamiento profundo”, pero sí se requiere de coraje, experiencia de Dios y coherencia de vida.
Invitó a los cientos de fieles que acudieron a la Villa Serrana, en el octavo día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé, a reflexionar sobre el desafío “que es dar testimonio de Jesucristo con una coherencia de vida”.
El religioso resaltó la importancia del protagonismo de los laicos en la Iglesia y consideró que “constituye una opción irreversible en la pastoral, en el Paraguaya y en el mundo”.
Siguiendo con su prédica, bajo el lema Llamados a dar testimonio de Jesucristo con coherencia de vida, consideró que es el momento del laicado y que “es un tiempo que no se puede desperdiciar”.
“El compromiso es promover un laicado más consciente de la dignidad y responsabilidades bautismales. Es esencial para una Iglesia que quiere responder a los desafíos del tercer milenio”, prosiguió y resaltó el compromiso de los jóvenes que piden mayor participación en la vida y en la misión de la Iglesia.
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En otro momento, Duarte dijo que “es la hora de los laicos de asumir el mandato de evangelizar. Muchos ya lo están haciendo en la sencillez y en la humildad. Son los celebradores, los catequistas, los animadores, muchísimos servicios y ministerios que están siendo llevados por los laicos al servicio de los demás”, subrayó.
Por otro lado, recordó que todo bautizado es hijo de Dios y que están llamados a dar testimonio de su vida de fe, esperanza y caridad.
“La dignidad más grande de cada uno de nosotros es la consagración bautismal. Los otros ministerios son para el servicio, pero la dignidad más grande es la consagración bautismal”, sostuvo.
Asimismo, el provincial de los Redentoristas del Paraguay manifestó que el buen testimonio produce efectos y frutos muy efectivos. “El mejor testimonio que el cristiano puede dar es practicar la gratuidad. La capacidad de hacer una cosa sin esperar nada a cambio”, dijo.
Ya al término de su homilía, reflexionó que “aquel que no vive la gratuidad convierte su existencia en un comercio ansioso, está siempre midiendo lo que da y lo que recibe”, concluyó.
De cara al 8 de diciembre, se espera que miles de peregrinos lleguen hasta la Capital Espiritual del país, tras prohibirse por la pandemia del Covid-19. Las autoridades sanitarias instan a no dejar de lado las medidas sanitarias para evitar contagios.