Los miles de feligreses que llegaron hasta la Basílica de Caacupé escucharon con atención y aplaudieron fervorosamente las duras críticas emitidas por el obispo Ricardo Valenzuela en su tercera carta al pueblo denominada “Organicemos la esperanza”.
El religioso indicó que el título surgió de la homilía realizada por el papa Francisco en la misa de la V Jornada Mundial de los Pobres, celebrada en la Basílica de San Pedro. Señaló que se busca dar un mensaje para aliviar el sufrimiento de los más débiles y carenciados.
La carta expone la dura realidad del país y la crítica apunta directamente al sistema corrupto que incluyen a las autoridades e instituciones en general. Se repudia que el pueblo padezca las consecuencias de esas atrocidades.
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Estas fueron las frases más impactantes:
- “El año pasado lamentamos el fallecimiento de miles y miles de seres queridos. Muchos de ellos pudieron haberse salvado o vivir más tiempo, si la reacción gubernamental hubiese sido más acertada y no tan débil para enfrentar eficientemente el problema”, con referencia al Covid-19.
- “El Estado sigue teniendo una deuda social con la salud pública para la atención a las personas carenciadas, y por qué no también a todos, porque la atención en salud pública debe ser universal”.
- “Debemos recuperarnos de esta negativa situación y aprovechar esta dura experiencia para cambiar y hacer que el mundo, y nuestro país, sean más habitables, un mejor lugar donde compartir la vida y los bienes que Dios prodigó para todos”.
- “Con la pandemia descubrimos que además de ricos, somos todos al mismo tiempo pobres. La riqueza no se trata solamente de fortuna, de dinero, de bienes y consumo, así como la pobreza no se trata solamente de no tener dinero ni bienes en abundancia. La pandemia nos puso a todos en un mismo plano, tanto a ricos como a pobres”.
- “Para cimentar nuestra esperanza será necesario —haciéndonos eco siempre de las palabras del Santo Padre— que los políticos y los gobiernos dejen de lado el sectarismo, los privilegios, a veces exagerados, la riqueza malhabida, y “trabajen por el bien común”.
- “Tenemos la obligación de ‘organizar la esperanza’ en el Paraguay para dejar atrás los efectos de la pandemia y para poner punto final a la epidemia nacional de la impunidad, porque la corrupción también mata, aunque para ello no adquiere una forma similar al Covid-19”.
- “Comencemos a construir la esperanza del mañana con un cimiento sólido, que sea inamovible: el presupuesto de la nación, quebranto de todos los años y que, al parecer, solo interesa a unos cuantos que están prendidos de él para un buen vivir a costa de los demás”.
- “Es necesario organizar con más firmeza y eficacia la aplicación de la ley a quienes la infringieron para quedarse con la mayor parte del presupuesto de salud en tiempos de plena pandemia”.
- “Necesitamos un Poder Judicial verdaderamente independiente y no subordinado a personas influyentes y grupos de poder. Si no funciona la Justicia, la democracia es solo nominal, la cual cede su puesto a una anarquía”.
- “Solo una ciudadanía despierta, alerta y movilizada en torno a los principios inmutables hará que nuestro país sea el lugar común de la convivencia civilizada, el respeto y el amor al prójimo”.
- “Si la Justicia está raquítica y dominada por intereses políticos como para no ver absolutamente nada de lo que se malversa al pueblo, es necesario construir trincheras de protección a la familia, de modo que ella no sea contaminada de la misma forma, por el mismo virus”.
- “Señores intendentes y concejales electos, a la hora de hacer sus nuevas tareas, tengan presente su compromiso con la fe, con el pueblo y con sus familias. Ellos tuvieron el derecho y la libertad de elegirlos, pero también tienen el derecho de sentirse orgullosos de ustedes, de la decisión que tomaron al elegirlos”.
- “Hoy por hoy, la violencia adquiere otras formas, como la que implementan los forajidos del Norte, secuestrando, asesinando a personas inocentes, y extorsionando a las instituciones al punto de mantenerlas maniatadas, sin mucho margen de respuestas legales. Esa es la triste realidad que soportaron varias familias y soportan, hoy, las familias de Óscar Denis, Félix Urbieta y Edelio Morínigo”.
- “El oportunismo y la picardía política de las elites partidarias hacen que la educación pública sea relegada todas las veces. Sin importar el signo político de los gobiernos de turno, nuestra educación siempre es calificada en todos los exámenes internacionales de pésima y atrasada”.
- “Necesitamos de la confianza de personas con valores de antes y de personas con la inteligencia y preparación de ahora para enfrentar los desafíos del mañana. El mañana comenzó ayer, pero la gran fecha sigue siendo el año de la renegociación del Anexo C de Itaipú”.