El líder religioso criticó la tendencia actual de enfocarse en los defectos de los demás mientras se ignoran los propios, lamentando que ‘‘vivimos en una sociedad que se ha vuelto experta en señalar, en criticar, en juzgar, pero que rara vez hace una autocrítica sincera. Esto nos convierte en hipócritas, tal como lo advirtió Jesús’’, afirmó.
El prelado también alertó sobre los ‘‘guías ciegos’’, aquellos que, estando en posiciones de liderazgo, no se dejan iluminar por la palabra de Dios. ‘‘Jesús dijo: ‘¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?’. Esta advertencia, dijo, es especialmente relevante para quienes están al frente de comunidades, instituciones políticas, religiosas o grupos.
‘‘Muchos se convierten en guías ciegos, guiados por su propia inteligencia, intereses o caprichos, y terminan llevando a otros por caminos de error’’, denunció. El obispo destacó cómo Jesús utilizó sus ojos para transmitir amor, compasión y verdad reflexionando sobre la lectura del día que cuenta que Jesús miró a Pedro después de que lo negó, y esa mirada lo llevó al arrepentimiento.
‘‘Hoy, en cambio, muchos usan sus miradas para juzgar, para despreciar o para alimentar prejuicios’’, afirmó, destacando que la falta de empatía y la tendencia a ver solo los defectos ajenos son síntomas de una ceguera espiritual que afecta a muchos.
‘‘No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos. Cada árbol se reconoce por su fruto’’, refiriéndose al uso destructivo de las palabras especialmente haciendo mención al chismorreo, la murmuración y las palabras ofensivas que son como frutos podridos que envenenan las relaciones.
‘‘Destruyen familias, comunidades y hasta naciones enteras. ¿Cuántas veces hablamos mal de los demás sin pensar en el daño que causamos?’’, cuestionó. Valenzuela también se refirió a la falta de amor y compasión en las correcciones fraternas. Finalmente, hizo un llamado a los fieles a reflexionar sobre sus propias actitudes. ‘‘Hablemos menos mal de los demás y miremos más nuestros propios defectos. Critiquemos menos y amemos más’’.