El obispo Ricardo Valenzuela leyó una extensa carta al término de la homilía en Caacupé, donde recordó a todos los secuestrados y asesinados en manos de los grupos armados que azotan la zona Norte del país. También se mostró preocupado por el auge de la violencia en el país.
El religioso sostuvo que la violencia siempre estuvo presente en las disputas políticas para acceder al poder y consideró que “siempre debe imperar la fuerza de la razón y no la razón de la fuerza”.
En ese sentido, enfatizó que hoy en día la violencia adquiere otras formas y mencionó a los grupos armados de la zona Norte del país. “Esa es la triste historia que soportan las familias de Óscar Denis, Urbieta, Edelio, y el colono menonita (Pedro Reimer Loewen)”, manifestó.
Los secuestros de Morínigo, Denis y Reimer Loewen fueron atribuidos al autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y el de Urbieta al Ejército del Mariscal López.
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Lamentó que la violencia que implementan estos criminales, secuestrando, asesinando a personas inocentes, y extorsionando a las instituciones sigan siendo la realidad que soportan varias familias.
“En nombre de ellos y de quienes fallecieron en manos de los delincuentes tras conocer el tormento del secuestro, y de todas aquellas víctimas de la violencia, elevamos nuestras súplicas a Dios Todopoderoso, a Nuestro Señor Jesucristo y al Espíritu Santo; y hoy, en su día, a la Virgen de Caacupé”, expresó.
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Ricardo Valenzuela instó a las fuerzas del orden y la ley a extremar sus esfuerzos para lograr la liberación de los secuestrados. Por último, resaltó la necesidad de un cambio en el país “como generador de violencia” y advirtió que la repetición de los mismos males crea “un sentimiento de frustración personal y un resentimiento social”.
Monseñor recibió el aplauso de los fieles que acudieron hasta la Villa Serrana por los puntos que tocó en su escrito.