09 jul. 2025

Caacupé: Vivir la fe cristiana con prudencia y responsabilidad

La celebración de las fiestas de la Virgen de Caacupé significará un gran desafío para la población creyente al desarrollarse por primera vez en un contexto de pandemia. Lo ideal sería que no se permita ninguna aglomeración importante de personas mientras el coronavirus continúe como un peligro latente, pero resulta difícil contener las ansias de participar de una festividad religiosa y folclórica tan tradicional e importante. Por ello, las autoridades deben extremar los controles para que la situación no se desborde y se cumplan estrictamente los protocolos establecidos, pero principalmente apelar a la responsabilidad ciudadana. Ir lo menos posible a la Villa Serrana. Peregrinar en forma virtual. Cuidarnos a nosotros mismos es cuidar a los demás. No lo olvidemos.

Tras haber manejado muchas opciones, finalmente las autoridades nacionales y religiosas han autorizado que las celebraciones religiosas en honor a la Virgen de Caacupé se realicen este año de una manera presencial, aunque limitada, cumpliendo un estricto protocolo ante el riesgo de la pandemia del Covid-19. El proceso arrancará el 28 de noviembre, con el inicio de la novena.

Será un gran riesgo desde el punto de vista sanitario; pues no será fácil controlar e impedir la aglomeración masiva de personas, pero se comprende que resulta difícil suspender totalmente una festividad religiosa y folclórica tan tradicional e importante para el pueblo paraguayo.

La propuesta es que las celebraciones se hagan “de modo saludable”, con un número reducido de fieles, previo agendamiento para realizar peregrinaciones, asistir a las misas o a otros sitios tradicionales, como el Tupãsy Ykua.

La ciudad de Caacupé estaría prácticamente sitiada por controles policiales en los diversos lugares de acceso en los días en que suele haber mayor concurrencia, especialmente el 8 de diciembre, pero aun así existe la posibilidad de que mucha gente concurra, como ya se ha visto en estas últimas semanas, en que las celebraciones dominicales han contado con grandes aglomeraciones en la plaza frente a la Basílica, sin respetar las zonificaciones, principalmente porque buscaban la sombra bajo los árboles debido al intenso calor.

“Este diciembre les pedimos que no vengan todos, principalmente los días 7 y 8, sino que hagan esa peregrinación a través del corazón y sigan la retransmisión de las celebraciones a través de los medios de comunicación, de internet, de las redes sociales”, sugirió monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé. El mensaje resulta sin embargo contradictorio, cuando por un lado se anuncia que sí existirán celebraciones, aunque con las restricciones del protocolo, pero por otra parte se pide a los fieles que no acudan.

Además, considerando que una gran parte de quienes acostumbran participar de las festividades de Caacupé son principalmente personas humildes, en gran parte provenientes de zonas campesinas con poca accesibilidad a conexión a internet y poco acostumbradas al uso de la tecnología digital, exigirles que deban agendar su participación inscribiéndose previamente a través de la página web del Obispado cordillerano, resulta un poco utópico. ¿Cómo se podrá frenar a los grupos humanos que empiecen a llegar sin previo agendamiento, a pesar de todas las advertencias?

Caacupé 2020 será sin dudas el mayor desafío en este proceso de regreso gradual a la normalidad, pero no deja de implicar un grave peligro para la salud pública, teniendo en cuenta que el coronavirus sigue al acecho y numerosos países están sufriendo una segunda fuerte oleada de la pandemia, al haber relajado los cuidados necesarios.

Las autoridades deben extremar los controles para que la situación no se desborde y se cumplan estrictamente los protocolos establecidos, pero principalmente es necesario apelar a la responsabilidad ciudadana. Ir lo menos posible a la Villa Serrana. Peregrinar en forma virtual. Cuidarnos a nosotros mismos es cuidar a los demás. No lo olvidemos.