12 nov. 2024

Cachito: Uno de los cafeteros más antiguos que sigue resistiendo en las calles de la capital

¡¡¡Cachitoooo!!! Su nombre es una marca reconocida en el microcentro para sus clientes y todos. Hace seis décadas empezó a vender café y con ese trabajo compró su casa, mantuvo a su familia y aprendió a sumar por su cuenta.

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Reinaldo Duarte

Foto: FERNANDO CALISTRO

Me llamo Reinaldo Duarte. Tengo 75 años y en el 82 compré para mi casa en el barrio Sajonia. Vivo con mi esposa y comparto el terreno con mis dos hijas y mi hijo. Ya son 60 años que vendo café.

Yo vine a Asunción desde Arroyos y Esteros. A los siete años me trajo una señora como criado, con la promesa de que me iba a hacer entrar a la escuela. Trabajé y me crié con su familia, pero no me envió a la escuela.

Cuando tenía 13 años, un sobrino me invitó para trabajar en la venta del café. Trabajé con él y luego un suboficial que fue mi patrón, me dijo que vendería a las empleadas que trabajaban en Identificaciones, que estaba en Estados Unidos y Azara. Yo vivía a media cuadra de ahí.

Una vez en los años 80, un señor que estaba en Identificaciones me ofreció para entrar a trabajar ahí. El sueldo era de G. 500.000 cuando eso.

Pero le dije que no, porque con la venta que yo hacía ganaba más que eso. Estuve mucho tiempo con ese patrón, casi nueve años. Luego fui a trabajar con unas señoras y luego ya empecé a comprar las cosas para independizarme. Hasta ahora sigo trabajando en esto.

Con este trabajo me mantengo, le hice estudiar a mi familia, compré para mi casa en 1981 por G. 2 millones, que fui juntando con la venta de café y lo que me faltaba me prestaron. Con título y todo me vendió la señora.

Mediante la venta de café también pude ir ayudando en la crianza de mis nietos. Uno ahora es director del Colegio Presidente Franco.

Yo de mañana me dedico a cocinarle la comida a mis nietos. Para las 11:30 ya tengo todo listo para ellos. Luego voy a buscarles de la escuela y les traigo para que almuercen conmigo.

Después ya me dedico a preparar lo que voy a traer para la venta del café y cocido. Para las 02:30 ya vengo al centro como cada día.

Entre las cinco y las seis de la tarde ya termino de vender todo lo que traigo cada día. Pero la venta ya no es como antes, que era bastante.

Pero no puedo moverme mucho ahora. Solo por acá cerca. Tengo problemas en la rodilla y siento dolor cuando demasiado camino.

Ese problema en las rodillas es porque ya no tengo más ese líquido que va entre los huesos. Al no tener más es como si chocaran entre ellos.

En un lado tengo todavía un poco de ese líquido. Pero en la otra rodilla ya no tengo nada, me dijo el doctor que me hizo los estudios.

Tengo que operarme de los dos lados me había dicho. Me dijeron que iba a salir como G. 18 millones.

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Reinaldo Duarte

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También me dijo que ya no tengo que andar más recorriendo con mis bolsos donde llevo los termos de café.

¿Pero qué voy a hacer si no recorro con eso, si es mi pan de cada día? Tengo una canillera que solía usar para recorrer. Pero ya no puedo usar porque es muy incómoda para usar.

El doctor me dio unas pastillas que tengo que tomar todo el tiempo y con eso todavía puedo calmar el dolor de las rodillas. Si no tomo dos o tres días, ya siento como se fricciona.

Hasta hace unos años todavía vendía café a la mañana. Cuando eso me levantaba a las dos o las tres de la mañana a preparar mis cosas. A las cinco ya estaba por el centro recorriendo. Pero ahora por el problema de la rodilla ya no puedo hacer eso.

Antes entre la mañana y la tarde llegaba a vender entre 20 y 24 litros de termo. Ahora es mucho menos. No importaba si llovía, hacía calor, hacía frío, yo igual venía.

Ahora llevo hasta ocho o nueve litros que puedo aguantar traer. Cuando me subo o bajo del ómnibus suelo tener miedo de caerme porque de repente me cuesta moverme.

La pandemia también afectó mucho la venta. Ves lugares que tienen muchos salones vacíos ahora. Todos me conocen como Cachito. Creo que ese nombre me pusieron los taxistas que estaban sobre la avenida Colón. Antes me decían Mariachi, no sé por qué. Ese ¡¡¡¡Cachitooooo!!!! es como una marca registrada. Da gusto cuando así me llama la gente. No hay nadie que no me conozca. Algunos por la calle me dicen ¡Cacho! y varios se dan vuelta a mirar.

Una vez, en el año 80, fui lejos a buscar para mi lote con mi señora. Veníamos por una parte donde había monte. Ella me decía que debíamos apurarnos porque estaba ya anocheciendo.

Teníamos miedo porque no había nadie por esa zona donde estábamos.

De repente pasó cerca de nosotros una camioneta y desde adentro gritaron ¡Cachoooo! Y le dije a mi señora de dónde y hasta dónde había sido me conocían.

No tengo ni un cliente que se queje de mí porque yo les trato bien. Y ellos están felices conmigo desde que me ven.

Hay veces que no tienen intención de comprar nada. Pero entonces les digo que aunque sea sonrían para tomar el cocido.

Yo no tengo todavía esa pensión de la tercera edad. Si consigo, eso me va a ayudar para hacer descansar mi rodilla unos días.

Hacia mi casa tengo alguien que le hizo el trámite a mi gente. Dos veces se fue a casa y me dijo que va a salir. Pero ya pasaron seis meses y hasta ahora no salió.

Aprendí a sumar por mi cuenta, ya que solo tengo el primer grado de antes. Ahora ya no creo que vaya más a estudiar, soy más letrado también.

Mis clientes me dicen que sé sumar muy bien. Y me preguntan a qué colegio fui. Ahí les cuento que no fui a la escuela ni al colegio.

Pero sé sumar bien rápido. Aprendí porque cada día tenía que manejar la plata con las ventas que hacía.

Con estos 60 años de estar vendiendo café, le enseñé a mi familia que tienen que trabajar. Gracias a eso todos salieron bien.

Insistí en mucho también para que estudiaran. Ahora tengo a mi nieto director de colegio. Y los demás trabajaron y tengo una nieta que está por recibirse de abogada.

Pero ahora básicamente estamos mi señora y yo, ella se dedica a ser recicladora y yo al café. Así también hay veces que les ayudamos a la familia. Hasta que dé la rodilla voy a seguir haciendo esto.

Yo no voy a dejar más la venta del café, no conozco otra cosa. Este es mi trabajo que empecé hace tiempo y voy a quedarme con esto.

Me pone contento lo que conseguí y estoy contento con mis hijos al ver el fruto del esfuerzo con el que pudimos sacar adelante a la familia.

Con estos 60 años de estar vendiendo café, le enseñé a mi familia que tienen que trabajar. Gracias a eso todos salieron bien. Insistí mucho también para que estudiaran.

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