19 ago. 2025

Cacique Mayeto, la historia del pueblo nativo urbanizado del Chaco

La comunidad Cacique Mayeto, del pueblo Enlhet, está situada dentro de la ciudad de Filadelfia, en el Chaco paraguayo. Sus miembros viven en una propiedad prestada por una cooperativa menonita. Una historia de infortunios y lucha por la preservación de las costumbres frente a la influencia de los inmigrantes.

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Vivir en la ciudad trajo consecuencias a los miembros del pueblo Enlhet. En Cacique Mayeto, dejaron de producir sus propios alimentos. Foto Gentileza

Por Clara Gómez Alvarenga | clgomez@uhora.com.py | @claragomezpy

Prácticamente dejaron de subsistir de la caza y la pesca, una de las más terribles consecuencias de la urbanización.

El Pueblo Enlhet es el quinto pueblo indígena más urbanizado de Paraguay. A nivel país están distribuidos en cinco comunidades rurales y cinco urbanas situadas entre los departamentos de Boquerón y Presidente Hayes. Cacique Mayeto, una de ellas, también llamada “Barrio Obrero Lengua” o “Misión Enlhet” está ubicada dentro del radio de urbanización de Filadelfia, Chaco Central.

La población de Mayeto es equitativa, igual número de hombres como de mujeres. En algunas casas viven hasta 20 personas, pero esa es la costumbre, algunos manifiestan no querer más viviendas. La organización comunitaria está compuesta por un líder, un segundo líder, un secretario, un tesorero y un consejo formado por 8 personas. El líder desde hace 8 años es Emilio Maciel.

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Emilio Maciel, líder de la Comunidad Cacique Mayeto, sacando agua del aljibe. Foto gentileza

La mayor parte de los hombres trabaja en actividades económicas relacionadas con los menonitas, como por ejemplo, la lechería, la quesería, procesamiento de carne, de maní, que les permite acceder a un sistema de salud privado de los menonitas, que es la Asistencia Mutual Hospilataria (AMH).

El salario promedio de los trabajadores indígenas contratados por los menonitas es de G. 1.600.000, aproximadamente, que afirman no les alcanza debido a que el costo de vida es más elevado en Filadelfia que en otras zonas del país. De los ingresos, prácticamente el 90% vuelve a quedarse en la cooperativa menonita.

Mientras que las mujeres trabajan como empleadas domésticas de las familias menonitas, o de manera informal. “Realizan limpieza en hogares fuera de la comunidad, quitan telarañas”, expresa una mujer inmigrante para el programa “Gran Chaco”, que analizó los procesos de migración de tres pueblos nativos a las urbes.

Los datos recabados fueron plasmados en el libro “Estudios Indígenas en Contextos Urbanos de la Región del Chaco Sudamericano”, que abarcó los casos de las comunidades indígenas: Cacique Mayeto, del Pueblo Enlhet, en Filadelfia, Paraguay; el Pueblo Weenhayek, que habita en el Municipio de Villamontes, Bolivia; y el barrio Nocaayi, del Pueblo Qom, en la ciudad José Castelli, Argentina. La investigación fue promovida por la Cooperación Holandesa ICCO.

Pero para los jóvenes la situación es preocupante, indica uno de los encargados de la investigación, Marcos Glauser en entrevista con ULTIMAHORA.COM. Esto a raíz de que se está rompiendo la traslación de conocimientos con las generaciones anteriores, “justamente debido a la conversión religiosa donde siempre se habló de que sus tradiciones y culturas eran algo del mal, entonces es muy difícil cuando todo lo que es propio es catalogado como que está mal”, lamenta.

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Jóvenes de Mayeto en un torneo de fútbol. Foto gentileza

“Los jóvenes están más o menos como huérfanos porque van perdiendo su cultura y son reemplazados por otros elementos, ellos sienten que muchas cosas pierden sentido”, explica el investigador, quien se instaló por varias semanas en la comunidad para conocer el contexto urbano, económico y sociocultural en que viven.

Dentro de la comunidad se encuentra la escuela Cacique Mayeto Nº 6.767 que cuenta con cinco docentes para 103 alumnos y corresponde al nivel primario. Allí empiezan a estudiar en su lengua propia, el Enlhet, luego van a otras instituciones, donde se tropiezan principalmente con el idioma, entre otras cosas. “Hay un problema, porque ahí no tienen un sistema diferenciado de educación adecuado para su cultura, entonces ellos se ven obligados a estudiar guaraní pese a que no tienen relación”, señala Glauser, al indicar que eso hace que “lentamente vayan abandonando la escuela”.

Deberían vivir en tierra propia, pero no, desde hace más de 30 años sus 1.250 habitantes (250 familias) residen en un inmueble prestado por la cooperativa menonita Fernheim. Esta propiedad antes formaba parte de sus tierras ancestrales.

Los mismos menonitas consideran a los nativos del pueblo Enlhet como “los originarios de Filadelfia” según se resalta en la página oficial de la colonia www.fernheim.com.py. Sin embargo, “solo el 2,5% de su territorio original está hoy en manos del pueblo”, vislumbra además el estudio.

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Los menonitas y el Pueblo Enlhet tienen y tuvieron un vínculo muy estrecho. En la foto, el primer bautizo de los hombres Enlhet. Gentileza

Si bien hay familias nativas que están siendo expulsadas de sus sitios originarios a raíz del modelo agroexportador, el caso del pueblo Enlhet es diferente, afirma Glauser. Alega que la principal causa de migración tiene que ver con la llegada de los menonitas a la Región Occidental y la Guerra del Chaco, situaciones que provocaron que fueran perdiendo sus tierras tradicionales.

En comparación con los tres casos analizados, la comunidad Cacique Mayeto, de Paraguay, está “en situación más vulnerable por la carencia de programas sociales que apuntan directamente a estas poblaciones”, manifiesta Glauser. El acceso a los servicios básicos y las condiciones de las viviendas son algunos de los temas que preocupan.

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El fenómeno de la urbanización de las comunidades indígenas no es reciente, pero el Gobierno sigue sin estar pendiente de ello. “Es un fenómeno que ya tiene unos cuantos años, sin embargo el Estado no tiene una respuesta seria para afrontar las necesidades y problemáticas que afecten directamente a estas comunidades, porque no es lo mismo estar en el campo que en la ciudad”, cuestiona.

Al vivir en las urbes no pueden producir sus propios alimentos, además de presentarse “un montón de riesgos” culturales, agrega.

Otros hechos que marcaron la vida de los Enlhet fueron la Guerra del Chaco y la epidemia de viruela. “Hubo gente que murió directamente por enfrentamiento, por enfermedades, como epidemias de viruela que redujeron también la población, fue tan traumático eso que hubo grupos locales que ya no volvieron más a sus territorios de origen”, relata Glauser.

La relación con los menonitas

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Los primeros menonitas llegaron al inhóspito territorio chaqueño en 1926, cinco años antes de desatarse la guerra con Bolivia.

Desde un principio, los colonos de Filadelfia tuvieron mayor simpatía con los nativos del Pueblo Enlhet. “Los Enlhet y sus comunidades tuvieron históricamente una dependencia y un vínculo muy estrecho con los menonitas”, desglosa el informe. Ellos necesitaban de los mismos para afrontar el agreste Chaco, su fauna y flora.

“Al comienzo, había como una relación de igual a igual pero lentamente eso fue cambiando una vez que los menonitas se fueron asentando y fueron fortaleciendo su economía. Pasó a ser una relación más de patrón-obrero”, señala Glauser.

Filadelfia es considerada el centro administrativo de la colonia menonita Fernheim. Fue fundada en el año 1931, para ser luego ascendida en el año 1993 a capital del departamento de Boquerón.

Los indígenas de Mayeto, pese a estar sumamente influenciados por las costumbres de los menonitas, tratan de resistirse a los cambios del entorno y mantener su cultura, muchas veces rechazada por los inmigrantes por una cuestión de religión.

Sin embargo, la investigación habla del control que tienen los menonitas sobre algunos aspectos que deberían ser autónomamente decididos por la comunidad

.

Lo cierto es que después de 4 o 5 generaciones en la urbe de Filadelfia, ellos se reconocen aún como indígenas Enlhet, y para ellos no hay ninguna duda de que por vivir en la ciudad siguen siendo indígenas.

Al preguntarles de dónde son, no suelen decir que son de Cacique Mayeto sino que son de Lhaapangkalvok/Filadelfia.

La mayoría no habla español, algunos líderes se defiende más bien con el alemán y otros pocos con el guaraní. “Hay ancianos Enlhet que aprendieron alemán, entonces entre los indígenas que hay en la ciudad de Filadelfia, los Enlhet son como los favoritos, los que le generan más confianza, son los que más se adecuaron y se adaptaron a las pautas de disciplina, de horario, de convivencia”, comenta Glauser.

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Chaco.


Originarios de Filadelfia pero sin tierra propia

La comunidad Cacique Mayeto “no tiene tierra propia”. Sus habitantes están agrupados en unas 12 hectáreas que no figuran a nombre de la comunidad sino a nombre de la Cooperativa Ferheim, pese a que históricamente estas eran sus tierras ancestrales. En esa propiedad anteriormente funcionaba la misión donde los menonitas empezaron a trabajar con la conversión religiosa de los indígenas, comenta Glauser.

“El Estado paraguayo es responsable por no estar reconociendo un derecho que está totalmente garantizado por lo menos en el caso de las tierras donde están asentadas”, sostiene.

Explica que el Estado cedió tierras públicas situadas en el Chaco a las empresas hacia los años 1884-1885 y que una parte de las mismas fueron adquiridas por Carlos Casado. “Cuando esas tierras eran vendidas, eran vendidas con ellos adentro”, relata.

El líder de la comunidad, Emilio Maciel, menciona que cuando solicitan a los menonitas contar con un título de la propiedad que ocupan, ellos responden “si ustedes tienen título ya no les podemos ayudar, porque ya son independientes (sic)”, lo que, afirma, les genera miedo.

Hoy en día no existe un reclamo de parte del pueblo Enlhet ante la justicia respecto a sus tierras originarias

. Glauser manifiesta que los nativos apenas comenzaron el proceso mediante el cual pretenden rescatar su memoria gracias a la vivencia de los ancianos, están interesados en saber cuáles eran los lugares que ellos habitaban.

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