La respuesta de este hombre, si bien sencilla, encierra una lógica irrefutable. En este sentido, aplica a esa situación en particular, como a todos los estamentos de la sociedad, en la que cada persona es una pieza que tiene una función específica. Cada quien, desde su puesto, profesión o rol, debe cumplir con una tarea que impacta al conjunto. Y hacerlo correctamente no es solamente una responsabilidad personal, sino un aporte esencial para el bienestar colectivo.
¡Cuánta lógica en una sencilla expresión! Un sistema funciona bien en la medida que todos sus componentes lo hagan, y estén igualmente sincronizados entre sí. Está claro que, eventualmente, la performance de uno de estos elementos pueda no ser la mejor temporalmente, pero también eso tiene muchos mecanismos de corrección.
Relevante será siempre que cada miembro o eslabón del equipo se encargue de realizar el trabajo que le corresponde con eficiencia, y sin apartarse de ese enunciado. Importante recordar aquí que, en lo que a eficacia respecta, el sector privado ha demostrado siempre tener el músculo mucho mejor entrenado.
Cada quien, cumpliendo con su rol. El médico, dedicando sus esfuerzos a salvar vidas, maestros, enseñando e inspirando con pasión, al igual que un albañil levantando un muro sólido; todos contribuyen a fortalecer el tejido social. Cada acción bien realizada, por más pequeña que parezca, contribuye a un entorno más justo y humano.
La contracara lógica, pero necesaria al compromiso y obligación personal, es el derecho a exigir a los demás en igual medida. El hecho de reclamar lo que nos afecta es una herramienta para construir una sociedad mejor. Ejercer ciudadanía implica señalar injusticias y reclamar servicios dignos, como así también la representación real por parte de las autoridades que fueron electas.
El compromiso transversal entre gobernantes y ciudadanos, debe así contar con las herramientas necesarias para la denuncia y sanción de aquellas partes que no estén a la altura de lo que se espera de ellas e incumplan sus obligaciones. Estos mecanismos deben ser facilitados y su uso fomentado desde ambas partes. Entendiendo siempre que reclamar tiene, en este sentido, mucho de construcción y muy poco de confrontación.
Esta posición activa de reclamo, reprimida por tantos años en la sociedad paraguaya a causa de la dictadura, debe ser incentivada. Lejos de promover la crítica por oficio, sino promoviendo el control permanente tanto de nuestro desempeño como del de los demás.
Que así nos encuentre el año que inicia: Cada quien en su puesto, activos y preocupados por cumplir con nuestros roles. Que nos encuentre trabajando por un Paraguay mejor, y levantando la voz ante aquello que está mal. Fomentemos los espacios donde el hablar, cuestionar y exigir sean la constante. Actos de valentía individuales que trascienden finalmente a quienes los practican.
Que Dios nos bendiga y oriente para que en el 2025 cada quien, desde su lugar, colabore trabajando, creando y construyendo una sociedad paraguaya mejor.