“La productividad de los cultivos disminuirá con el cambio de la frecuencia de lluvia. La sequía, cada vez más grave, y otros eventos climáticos extremos son las mayores amenazas para los productores agrícolas. La dependencia de frutas y verduras de los países vecinos que también están observando efectos del cambio climático arriesgará la seguridad alimentaria en este país”, alerta.
Resalta que, si bien el sector agrícola es el más vulnerable al cambio climático, también le siguen el energético y el sector del transporte, ante la pérdida de la biodiversidad acuática por la sequía.
Sobre este último punto, refirió que en los últimos años se observan niveles históricamente bajos en el río Paraguay, siendo este una importante vía de mercaderías.
“El cambio climático tiene diversos impactos económicos a la salud humana, la infraestructura y la biodiversidad global. Los sistemas de salud se ven afectados por enfermedades transmitidas por mosquitos, ya que los ciclos de vida de los mosquitos aumentan en temperaturas más altas. Los materiales de construcción como el hormigón y el asfalto aumentan las temperaturas superficiales en áreas urbanas y hace que las redes eléctricas se estresen”, añade, a su vez.
Ante todo esto, señala que las industrias lucrativas que generan grandes cantidades de energía e ingresos para los mercados globales, como las petroleras, se verán también afectadas considerablemente, obligando a que los mercados apunten hacia otras fuentes de energía, lo que “inevitablemente reducirá la cantidad de ingresos que actualmente proporciona este gigantesco sector global”.
Por otro lado, afirma que existen oportunidades económicas emergentes en Paraguay relacionadas con la adaptación al cambio climático, como la energía renovable. Destaca el papel clave de la Itaipú Binacional en la producción de energía limpia y en la restauración de bosques para hacer que la represa sea más eficiente.
Además, celebra las medidas que se están tomando en el país para afrontar la crisis climática, citando a la presentación de acciones de adaptación y mitigación al cambio climático para el año 2030, establecidas en el marco del Acuerdo de París, además de la Estrategia de Bosques para el Desarrollo Sostenible.
“Paraguay ha asumido el compromiso de reducir un 20 % sus emisiones de gases de efecto invernadero. La mitad de este compromiso depende de la obtención de apoyo externo y la otra es asumida nacionalmente”, afirma el representante de WWF Paraguay.
Finalmente, destaca que, “teniendo en cuenta que el mayor porcentaje de emisiones en Paraguay provienen del sector agropecuario y de uso de la tierra”, una de las principales medidas es la extensión hasta el 2030 de la Ley que Prohíbe la Transformación de Bosques Nativos de la Región Oriental, al tiempo de recordar que Paraguay cuenta con un aporte de alrededor de USD 50 millones provenientes del Fondo Verde del Clima, por haber reducido su tasa de deforestación entre 2015 y 2017.