Tras las rejas de la Correccional de Mujeres El Buen Pastor, donde la libertad física parece todavía lejana, varias internas encontraron la libertad de su alma a través de la fe, como camino con miras a la reinserción social. A la par, fusionan el cambio con manualidades y emprendimientos para salir adelante.
ÚH recorrió los pasillos por donde, pese a vivir presas, las internas buscan nuevamente sentirse incluidas en la sociedad.
Celia Bazán contó cómo su encuentro con Dios transformó su vida al ingresar al penal. Con sus compañeras encontraron en la penitenciaría un lugar abandonado; hoy está reformado, donde se hacen los cultos, de lunes a viernes, por las tardes.
“El Señor sanó mis heridas y mi pasado. Tuve varios procesos y me nombraron líder espiritual”, contó.
Emocionada todavía dijo que el lugar lo transformaron y hermosearon hace tres años y medio. “Antes no había un lugar establecido donde todas las internas puedan venir. Yo quería que de todos lados puedan venir a congregarse”, dijo Celia.
Esa pequeña iglesia Comunidad Cristiana El Buen Pastor es ahora un lugar de refugio para aproximadamente 80 chicas que asisten todos los días, y donde faltan sillas. “Políticamente, muchas cosas no tenemos, pero cuando uno tiene el respaldo de Dios, es otra cosa”, contó.
Tienen apoyo de las Iglesias Aviva tu Obra Ministerio, Más Que Vencedores, Cristo Centro, Sol Naciente y Concordia.
CURSOS Y TRABAJO. También hacen cursos de discipulado sobre sanidad interior e integral. “Todos los días hay culto, proyectamos películas cristianas, donde mujeres de diferentes sectores pueden acceder”, dijo.
La fe no es lo único que da fuerzas. También tienen disponible talleres de manualidades y curso de maquillaje profesional. “Es un trabajo espiritual y también se le da un pequeño aporte para que la persona, cuando salga en libertad, tenga salida laboral rápida, pero lo más importante es el cambio de mentalidad”, contó Celia.
Ella inició un emprendimiento tras las rejas. Hoy se dedica a la venta de jugos detox y mix de frutas, donde reciben pedidos a través de las redes sociales.
Las ganas de salir adelante también se ven en otros sectores del penal del Buen Pastor, donde mujeres son capacitadas en costura, cursos de cocina, de velas, de electricidad y refrigeración. Tienen talleres de perfumes, detergente y cosmetología, siendo impartidos los cursos por el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) y empresas privadas.
“Muchas veces no tenemos local para vender y la gente muchas veces no se arriesga a venir, pero acá hay buena mano de obra, tenemos buenos productos”, contó una interna, quien ahora instruye a varias chicas.
Empresa de costura les dio un giro a su vida
Rossana, quien hoy es instructora dentro del penal El Buen Pastor, trabaja con la empresa Doble A, donde hacen costura de cargos, de ropas pesadas para trabajos en barco, del Cuerpo de Bomberos y otros.
Ella se encuentra en un régimen semiabierto y cuenta a detalles que luego de ser procesada, su vida cambió, porque era algo que jamás pensaba que haría.
Sin embargo, decidió darle un cambio a su vida. “Esto es una terapia, no solamente para mí, sino también para ellas, porque nos ayuda como un escape. Acá es como no sentirte adentro, entonces, acá ganan su dinerito, ayudan a sus familias”, contó Rossana.
La empresa Doble A se instaló y puso insumos para dar fuentes de trabajo a internas, quienes deben cumplir con la meta y un horario. “Ellos traen ya los cortes, nosotros costuramos y cada prenda nos pagan G. 13.000”, comentó.
Y sí, hay proyectos de la firma de ampliar para dar oportunidad a más chicas.
“Siempre les digo que tienen que estar preparadas. Esto nos abre el camino para muchas cosas”, dijo Rossana, quien ya cuenta con una propuesta de la empresa al salir en libertad.
Esto es terapia, no solo para mí, sino también para ellas, porque ayuda como un escape. Es como no sentirte adentro. Rossana,interna del Buen Pastor.