Un hecho que debería ser un mero trámite administrativo, como lo es la definición de la denominación que llevarán las calles y avenidas de la ciudad o el cambio de nombre de las mismas, no es tal. En un país como el nuestro, donde existen posiciones radicalizadas en cuanto a partidos políticos, acontecimientos históricos y hasta en relación a clubes deportivos, definir de qué manera se llamará una arteria determinada representa todo un desafío para las autoridades municipales.
A lo largo del crecimiento acelerado y desordenado de la capital se dieron muchos casos que hablan de rechazos y polémicas por parte de la población al sencillo proceso de colocar o modificar nombres.
El director de Catastro de la Comuna capitalina, Anatoli Pugín, explicó que es la Junta Municipal la que define este tema y que para evitar inconvenientes con los frentistas por lo general se procede a realizar audiencias públicas. La promulgación o veto queda a cargo de la Intendencia y si el cuerpo legislativo comunal quiere ratificar su postura, debe contar con 16 de 24 votos.
CASOS. En un caso reciente, la corporación municipal resolvió cambiar un tramo de Eduardo Víctor Haedo, desde Don Bosco hasta Nuestra Señora de la Asunción, por el de General Felipe Neri Velilla.
El proponente, el edil Óscar Rodríguez, sostuvo que Haedo fue un poeta uruguayo cuyo único mérito fue venir dos o tres veces al país a visitar al dictador Alfredo Stroessner. En contrapartida –dijo– Velilla es un héroe de la Guerra del Chaco, cuya memoria merece ser reivindicada. Sin embargo, comerciantes y familias que viven a lo largo de esta calle, expresaron su negativa, atendiendo que esa denominación ya es conocida desde hace décadas y que obligará a cambiar datos de facturas y otros documentos, lo que implica fuertes gastos.
En el barrio Herrera, los vecinos se levantaron contra la modificación de Bélgica, desde Mariscal López hasta Lillo, por el de Natalicio González, ex mandatario de nuestro país por la ANR de setiembre de 1948 a enero de 1949 y cuyo principal logrO fue estatizar la Compañía Americana de Luz y Tracción (CALT), la que se convirtió en la ANDE. Evitaron el cambio a pesar de que ya se colocó un monolito en memoria del ex mandatario.
La decisión de denominar José Asunción Flores a la avenida Costanera creó resistencia, ya que ese mismo nombre ya lleva una calle que corre paralela a Eusebio Ayala. Al final, la misma pasó a ser Félix Pérez Cardozo, pero hasta hoy los carteles indicadores no fueron cambiados.