Son Agustín Acosta, Arístides Vera, Basiliano Cardozo, Gustavo Lezcano, Roque Rodríguez y Simeón Bordón. Pidieron auxilio a la Argentina y allí ¡contraste¡, estuvieron presos dos años y siete meses. Luego, extraditados, ingresaron en Tacumbú. Después de cuatro años tuvieron un juicio y fueron condenados por haber presuntamente estado presentes en una reunión de Patria Libre donde se decidió la muerte de Cecilia Cubas.
La única presumible prueba es de un infiltrado en Patria Libre. Su testimonio es contradictorio. Afirmó que Cecilia fue asesinada el 24 de diciembre del 2004 y más adelante dice que la reunión donde se decidió su muerte fue (después de ella) el 13 de enero del 2005. Además no se atendieron otras pruebas contrarias a las del soplón.
La dueña de la casa donde dice el fiscal se reunieron denunció a la policía que la Fiscalía le había prometido medio millón de dólares si atestiguaba que el infiltrado decía la verdad, a lo que ella se negó.
No es de extrañar todo lo dicho. Aquel ambiente no ayudaba para llegar a la verdad en el juicio. Cecilia era hija de un colorado importante y detrás de su familia estaban el partido y los ricos de Asunción. Para quienes asistimos todos los días al juicio de los acusados inocentes por la masacre de Maria Kue en Curuguaty, nada de esto nos admira, pues la pérdida de pruebas reales a favor de los presos y la introducción de otras falsas en su contra fueron frecuentes en un juicio que más que jurídico fue político. Tanto que el tribunal de casación, en la última instancia, tuvo que suspender todo el juicio y la condena por tantas irregularidades.
Los seis campesinos paraguayos siguen en Tacumbú con muchos años de condena. En la unión y acción conjunta de quienes queremos que haya en el Paraguay justicia, está la libertad de estos seis compañeros. Unidos, ¡venceremos¡.