El canciller Rubén Ramírez permaneció varios días en silencio tras la indignación colectiva que se desató al conocerse la contratación de Magida Esgaib con un salario de G. 21 millones. Este martes dio una conferencia de prensa en la que justificó su admisión bajo la Ley 6.935.
“La ley establece la posibilidad de que se incorpore hasta un 20% de las designaciones de carácter político. Hay funciones en el servicio exterior que están ocupadas por designaciones de carácter político, como ocurre en todo el mundo”, dijo desde el Palacio de Gobierno.
Insistió en que estas “designaciones políticas” existen en todos los países del mundo, pero que en Paraguay está en la propia ley. Sin embargo, aclaró que este tipo de contratos son trimestrales y se renuevan de acuerdo a la calidad de servicio.
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Asimismo, mencionó que hay designaciones por decreto que establecen destinos en embajadas, consulados, asuntos administrativos y técnicos. En ese sentido, se refirió específicamente a Magida Esgaib.
“Ella es una administrativa que tiene un contrato por tiempo determinado. A todos los contratados en esos servicios que no exigen un título académico –estoy hablando de conductores de vehículos para el servicio de la embajada, de limpiadores, de auxiliares administrativos, que es el caso de la señorita Esgaib–, se los evalúa de acuerdo a su conducta y ese contrato por tiempo determinado tiene una duración de tres meses; se va renovando de acuerdo a la calidad de servicio”, detalló.
Insistió en que “no hay nada oculto” y que la designación de la joven está contemplada en la legislación vigente como “designaciones políticas”.
Al ser consultado sobre cómo se analizan estos cupos, involucró incluso a Santiago Peña. “Son procesos que se administran en el ámbito de las designaciones políticas y es una evaluación que la hacemos en el gabinete con el señor presidente de la República”, confesó.
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Aunque la Ley 6.935 efectivamente admite un cupo de hasta 20% en las designaciones de quienes no integren el escalafón diplomático, no expresa textualmente las “designaciones políticas”, como dijo el canciller.
La contratación de Magida Esgaib fue duramente cuestionada, especialmente porque su padre trató de “akãne” a estudiantes universitarios que se movilizaban contra la Ley Hambre Cero, mientras que la hija no alcanzó el puntaje para ingresar a la Universidad Nacional de Asunción y aún así fue premiada con un jugoso salario en la Cancillería.