19 sept. 2024

Candidaturas 2028

Inspirado y sorprendido por los tempraneros lanzamientos de candidaturas para el 2028, me puse a escribir al respecto. Sin todavía culminar ninguna obra física propia de relevancia –sin cumplir con sus promesas de veinte mil casas anuales y cien mil empleos adicionales por año, etc.– el presidente Peña, en vez de poner manos a la obra con 50% menos de ejecución 2024, comienza el electoralismo designando a su vicepresidente como el futuro presidente del Paraguay. Emula a HC digitando el encargo.
En la semana siguiente, para no ser menos, Payo designa a Prieto a quien le cede su primogenitura presidencial. Una especie de candidatura, también por encargo, para el intendente de CDE. El designado toma en serio el halago, afirmando que admira a Bukele, y dice que si algún liberal quiere lanzarse, solo debe pensar en ser vicepresidente, suyo o de otro opositor independiente. Ese es el valor que le ponen a la maquinaria electoral del PLRA que será imprescindible. Hasta ahí se puede pagar, ni más ni menos. Luego, como Payo también nombró a Nakayama al cargo de VP con camiseta puesta dentro de su chapa, el senador se desprende de la suplencia presidencial afirmando que él nació para ser número uno y no para ser número dos. En la efervescencia de candidaturas tempraneras, Kattya comienza a recuperar share of voice, mientras que los liberales juegan todavía callados. Son los únicos que tienen la máquina. Y eso todos lo saben. Y también pueden tener su candidato propio.

Vemos así al archipiélago de proyectos de poder, sin tenerse todavía un esbozo de proyecto de desarrollo humano –de qué se va a hacer con el poder–, que comienza de nuevo a emerger. Este es el Paraguay del eterno retorno de Nietzsche. En medio de esta danza de nombres es bueno recordar que la política no es solo una cuestión electoral. En esencia, ella representa a la transformación de la realidad. La transformación del todo. La búsqueda del bien común. El proceso electoral para llegar al poder como parte de la democracia es un medio, y no un fin. Eso sería lo ideal.

No siempre la política se comporta de dicha manera. Particularmente creo que, en el Paraguay y sobre todo en el oficialismo de setenta años, la política es la principal actividad económica privada con fines de lucro, la de mayor rentabilidad. Crear normas y vender su incumplimiento, o participar directamente de la obtención de beneficios privados, utilizando las normas y el poder en beneficio propio.

Quién gana una elección

Obtener el mandato en alternancia supone un movimiento programa y un movimiento máquina. El proyecto de desarrollo nacional rupturista y los recursos para alcanzar el poder, respectivamente. La idea fuerza programática puede tomar dos caminos: encontrar un enemigo al cual atribuir los quebrantos ciudadanos, solo para estimular el voto contra, o buscar solucionar de verdad los problemas de la gente. Ahora bien, en momentos de elección, existen tres tipos de voto: voto esperanza, voto contra y voto miedo. El primero considera el proyecto de transformación, los dos siguientes son puramente emotivos. Nada mal.

Nunca se sabe qué tipo de voto es el determinante. Hay momentos y momentos, escenarios y coyunturas. Siempre hay una mezcla de los tres tipos de votos. También hay arquetipos, sobre los cuales ya he escrito con anterioridad, que tienen su influencia. Todo elector tiene un poco de todo, de cada uno de ellos. Dichos arquetipos tienen que ver con el humanismo progresista, el conservadurismo, el antiimperialismo, antiliberalismo moderado y el eficientismo. Ahora aparece el antisistema, que le hizo soplo a todo lo anterior, que se considera tradicional. Si le pusiéramos rostros serían: Kattya, Estigarribia, Peña, Bachi, Esperanza, Johana, Prieto, Burt y Nakayama, entre otros. La novedad es el Payo antisistema con casi setecientos mil votos en el 2023.

En cuanto a arquetipos, hay todo, tío. Desde el mundo anticorrupción, la gestión innovadora, pasando por la puerta giratoria y los mercados del crimen, la salud pública universal, el héroe que destrona a la dinastía Z y el Club de Ejecutivos con la Amcham. El que anda de noche con los vendedores de hamburguesas en el sector informal de la economía, que vive en y de la calle, al cual le da identidad política mientras promete hacer rodar cabezas, ahí está la gran incógnita. Repito, dependiendo de en qué fase etaria está un elector, o qué momento le está tocando vivir, cada persona puede ser conservadora o rupturista, o una mezcla de todo un poco.

También podemos decir que ganan elecciones aquellos que tienen el rostro de una tendencia. Y dicha tendencia tiene que ver con instintos básicos. Por eso, la clave siempre fue saber los temas que hacen la cabeza de la gente –de qué se está hablando– y amplificarlos. Del mismo modo, tener un proyecto supone investigar las carencias prioritarias objetivas en términos de calidad de vida, para diseñar el proyecto de transformación de la realidad.

CIVILIZACIÓN O BARBARIE

En medio de todo esto, el imaginario colectivo conservador en modo superficial critica ácidamente las peleas y los hábitos de la oposición. La gente de Dios, Patria y Familia no gusta de los mal comportados. Se acusa al PLRA de que se tiran sillas y se indignan ante los modales poco civilizados de Payo. Con eso justifican las victorias de la ANR, que tiene “vocación de poder”. Los opositores son una bolsa de gatos, por eso nunca ganan, dicen en modo civilizado. Sin embargo, de lo que nadie habla es de las peleas internas del coloradismo que se solucionan con balas. Un modo no tan civilizado. Pregúntenle al vicepresidente Argaña, que en paz descanse. HC acusa a MAB de que supuestamente lo entregó a los organismos que combaten el crimen internacional. Una traición imperdonable, donde estarían cuestiones del terrorismo Hezbolá. Y un diputado colorado, sospechado de trabajar en los mercados de la droga y del lavado, acaba de ser acribillado a balazos. Todo “dentro de la ley”, según el Gobierno y el presidente del Partido Colorado.

Al lado de estos hechos, la sociedad paraguaya debe considerar que las sillas de plástico de los liberales, el ego de Kattya, los chorros de agua, el cinto y el bochorno de Payo en el despacho de un juez, todos estos temas, son juegos de niños. La barbarie colorada ya asesinó a un vicepresidente de la República. Y los diputados oficialistas acaban de expresar su espanto sobre qué puede suceder con ellos, financiados algunos por el poder verdadero, también probablemente con techos de vidrio, delante de la sangrienta confusión con la cual se le dio de baja –dijo alguien por allí– al correligionario Lalo.

ALIANZAS

Los seres humanos tienen dos características que nos diferencian de los animales. Esto es lo que dice Y.N. Harari, pensador de cabecera de Silvio Ovelar. Pueden cooperar el uno con el otro y pueden crear narrativas.

En este sentido lo que la oposición debe hacer, si quiere la alternancia, es dejar de atentar contra sí misma. La política es construir nuevas realidades. Esas nuevas realidades comienzan por tener un proyecto de desarrollo humano, consensuado, para todo el Paraguay. Acordar algunos temas. Ver a la sociedad sobre la geografía. Y todavía sin pensar en candidatos, distribuir áreas de responsabilidad entre los partidos y grupos de lo que hoy se llama oposición. Cada grupo político y partido, con la sociedad civil, va a poder presentar sus propuestas de cómo mitigar las brechas en cada área de responsabilidad. Eso no es para ganar precisamente el voto de la gente, en primera instancia. Esto es para lograr reunir a la diversidad de dones con unidad de propósitos, apaciguando los diversos egos, alrededor de algo que sea superior a cada uno de los candidatos. Algunos puntos en común. Es solo para eso. Pensemos así. A partir de eso, se puede preparar un presupuesto plurianual del cuánto falta y el cuánto cuesta homogenizar indicadores de calidad de vida. Algo que nos aproxime a la presión tributaria necesaria. Un presupuesto de las carencias georreferenciadas en cuanto a brechas en salud, en educación, en energía, etcétera, por departamento y por ciudad, lo que se pueda hacer, para tener una hoja de ruta bien definida, en unidades físicas y monetarias.

Allí, cada grupo político va a poder tomar para sí parte de la gran torta de responsabilidades. El candidato a presidente es lo que menos importa. Ese candidato surgirá, claro, de encuestas también, pero va a tener que someterse al escrutinio de algún Frente Nacional de Soluciones Concretas. Algo consistente.

Conclusión

Hoy la oposición tiene un archipiélago de proyectos de poder. Pero le falta, como hizo Fernando Henrique Cardoso, a fines del siglo pasado, un proyecto de desarrollo llamado Plan Avanza Brasil con ejes geográficos de desarrollo. Nos falta un destino en modo “el petróleo es nuestro”, frase que nació con Getulio Vargas y creó la Petrobras en 1953 en el Brasil. La gente se apura en lanzar su propia candidatura porque no quiere quedarse afuera, ser dejada para atrás. El Paraguay tiene 108 organismos y entidades del Estado (OEE), entre ministerios, secretarías, empresas públicas, entes binacionales, etcétera. Sin departamentos y municipalidades. Con más de 5.000 cargos de confianza en 108 OEE es más que suficiente para repartir áreas de responsabilidad y presupuestos entre el capital humano de los que se oponen al modelo actual. El organigrama gubernamental basta y sobra. En vez de pelearse por trozos de poder deben repartirse pedazos de responsabilidad y presupuestos para solucionar los problemas de la gente. Ese es el secreto. El proyecto nacional suplanta al archipiélago de proyectos de poder, antes de definir candidaturas y preparar la máquina electoral. De ahí saldrán las políticas públicas que impulsarán los diversos equipos. Luego se puede comenzar a elegir el candidato que se reportará al plan multicolor, algo que sea superior al peso específico de cada candidato. Es fácil decir. Lo difícil es hacer. Por ahora, cada candidato es mayor a cualquier tipo de proyecto. Las pasiones nos están ganando. Saludos cordiales.

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