“Mi padre, Carlos Salvador Kunzle, fue el que empezó con esta costumbre y nosotros continuamos”, señala Teresa Kunzle quien junto con sus pequeños nietos observa a los transeúntes.
Décadas atrás –recuerda– era habitual que las familias tengan cántaros en sus veredas para ofrecer el vital líquido a los fieles que llegaban hasta la Villa Serrana a pagar sus promesas. “Antes hasta se ofrecía un colchón en la vereda o en el patio. Eso terminó, sobre todo por la inseguridad que existe”, afirma.
Su familia actualmente pretende instalar otra nueva costumbre que inicia desde hoy: ofrecer una tallarinada cada 8 de diciembre para los vecinos. Esta práctica inicia tras la adquisición de una imagen que lograron bendecir ayer.
CONTRASTE. Mientras, desde el anonimato varios caacupeños ofrecen solidariamente servir a los visitantes, también se encuentran algunos comercios que aprovehan la gran afluencia de personas. En algunos locales se pudo ver el cobro de hasta G. 5.000 por el uso del baño. El hielo en bolsita ofrecen a G. 2.000 y una botella de agua de dos litros a G. 10.000.