EFE
KABUL
Disparos al aire, humo, explosiones disuasorias, así responden las fuerzas de seguridad al intento de miles de afganos, incluidos niños, de acceder al aeropuerto de Kabul para salir en algún vuelo de evacuación, donde el caos y la falta de organización hacen casi imposible entrar en el recinto, incluido para aquellos que han sido convocados por las embajadas.
“Estoy pasando aquí los días y las noches más difíciles de mi vida”, reconoce a Efe entre lágrimas Bashir, de 41 años, y padre de seis hijos. Cada vez que intentan acercarse a la puerta, dice, los guardias de seguridad les empujan de vuelta.
Bashir y su familia llevan tres días sin abandonar el lugar, cerca del acceso a la puerta norte del aeropuerto, donde está la zona militar desde la que se están llevando a cabo los vuelos de repatriación organizados por Estados Unidos y los países europeos.
MALOS MOMENTOS. Este padre de familia, sin embargo, acepta que estos son “malos momentos” que hay que superar en la vida, porque lo importante es poder escapar cuanto antes de una vida “peor” en Afganistán bajo el nuevo régimen talibán, que proclamó su victoria el pasado domingo con la toma de Kabul tras veinte años de guerra. Esa victoria desató el caos en el interior del aeropuerto de Kabul, con miles de personas que trataban de salir del país a la desesperada, llegando incluso algunos a partir agarrados a los aparatos, una situación que ha cambiado ahora con el control del aeródromo por parte de las tropas estadounidenses, no así en el exterior.
Miles de personas, entre ellas niños y ancianos, pasan los días y las noches frente a las puertas cerradas del aeropuerto, para que solo unos pocos, tras largas horas bajo el sol con empujones, caídas y un volver a levantarse, logren entrar.
Pero incluso aquellos que superan el primer control tienen después que escalar la puerta de acceso, al no abrirse por seguridad para evitar que la gente trate de entrar en masa. Y es que cada pocos minutos, una estampida hace que decenas de personas, debilitadas por el calor y las largas horas de espera, caigan inconscientes empujadas por la multitud, mientras los niños gritan y lloran y sus familiares tratan de evitar que los pisoteen.
En los últimos días, EEUU ha desplegado 6.000 soldados en Afganistán y otros 1.000 están de camino para ayudar en las labores de evacuación, pero ese músculo militar no es visible en la coordinación del acceso al recinto.
No importa que se disponga de pasaportes o visados en regla, tener cartas de recomendación o aparecer en las listas de repatriación.
Afganos o extranjeros, todos padecen el mismo problema: el caótico acceso a la puerta, como corroboraron varios ciudadanos neerlandeses, que fueron incapaces de acceder al aeropuerto, a pesar de haber sido convocados por el personal diplomático a través de correos electrónicos, según informó la televisión neerlandesa NOS.
Represión
Los talibanes reprimieron el miércoles una multitudinaria protesta en el este de Afganistán a favor de la bandera tricolor afgana, dejando al menos dos muertos y varios heridos, según testigos, después de que los manifestantes se opusieran a sustituirla por la bandera blanca inscrita con la declaración de fe islámica, que representa su Emirato Islámico. Las protestas tuvieron lugar en las calles de Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar