El problema de movilidad en el área metropolitana, por un pésimo servicio de transporte público, deriva en el aumento de vehículos particulares y ello desencadena en otros conflictos, como el tráfico colapsado, siniestros viales y dificultades para estacionar, principalmente en Asunción.
Ante este complejo escenario y el hartazgo ciudadano, urbanistas dan algunas recetas en busca de soluciones a largo plazo que, finalmente, dependen de la voluntad de las autoridades para desarrollar las verdaderas políticas públicas.
Para el arquitecto y docente de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) Gabriel Ayala, lograr un transporte eficiente justamente se resume en: voluntad política, profesionales capacitados y con formación en el tema de ciudad y movilidad; que sean estos los que encabecen un equipo de trabajo, autocrítica y sentido de pertenencia.
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“¿Cuándo se ha visto operar a un arquitecto o a un zapatero…? Cada cosa en su lugar”, instruye Ayala.
El profesional expresa que se debe corregir la mirada errónea de que solo el sistema de transporte público eficiente es la solución para todos los males de la ciudad, en especial, los de la movilidad. “Hoy se debe pensar y buscar soluciones en los sistemas alternativos para la movilidad colectiva interconectada”.
Se trata de trabajar en sistemas de desplazamientos colectivos, alternativos e interconectados, por ejemplo, el ómnibus con la bicicleta; la bicicleta con el monopatín; y todos ellos conectados en una única parada multimodal, donde el usuario desciende y tiene la posibilidad de escoger el medio de transporte que más le conviene, desglosa el arquitecto.
“Lo importante es que exista más de una alternativa y que los medios por donde estos se desplazan estén en excelentes condiciones, señalizadas, iluminadas y seguras”.
Desincentivar el vehículo particular
El politólogo y urbanista Mario Villalba explica por su parte que al reemplazar vehículos motorizados particulares por buses, que además sean eléctricos, y bicicletas se logran varios objetivos, no solo reducir el tráfico; se consigue reducir la contaminación, convertir en espacios públicos los estacionamientos, generar movimiento económico en los lugares de paradas o trasbordos.
Otro objetivo importante es reducir las colisiones de tránsito que generan un alto costo para la salud pública. “Si uno analiza los costos sociales de una movilidad enfocada en auto particular es muchísimo lo que gastamos”, menciona.
Lo importante, señala Villalba, es un transporte masivo con una troncal única, como lo que se pretendía con el Metrobús, para no tener el mismo tráfico de los vehículos particulares, como una política de premiar a la gente que se mueve en forma colectiva para llegar más rápido a destino. “Hoy el tráfico es el mismo para el transporte público y auto particular, que además es más cómodo. Entonces sigue siendo un incentivo andar en móvil particular”.
Es necesario, afirma, una reingeniería del sistema para que haya vías exclusivas en sectores como: Eusebio Ayala, Mariscal López, España, Artigas, Félix Bogado, Acceso Sur y otros.
Ayala también coincide en que, ante el caos vehicular, la verdadera alternativa pasa por desalentar el uso del automóvil privado e incentivar el uso del transporte público, toda otra posible alternativa o planteamiento, no será sostenible. Pero para lograr este cometido, indica, se necesitan de tres factores claves: Seguridad, velocidad y comodidad.
“Si me siento seguro en mi automóvil o este me da sensación de seguridad, por qué dejaría de utilizarlo y optaría por el transporte público. Si se pretende disminuir la presencia de los vehículos particulares en las calles, es fundamental trabajar en la seguridad en el transporte público”, refiere.
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Sobre la velocidad, expresa que si una persona en su vehículo particular se desplaza relativamente rápido de un punto a otro en la ciudad, por qué dejaría de hacerlo para utilizar un transporte público lento y obsoleto en muchos casos. “Se debe trabajar en ello para que el usuario no demore más de 10 minutos en subirse a un transporte colectivo y que sea rápido ese desplazamiento, por ejemplo, vía única y exclusiva para el transporte público. No es posible que el usuario espere unos 45 minutos un ómnibus, eso es muy cruel”.
En cuanto a la comodidad, indica que si la intención es que deje el automóvil de lado y utilice el transporte colectivo, lo primero que se tiene que trabajar es en la comodidad del viaje. Esto implica: paradas cómodas, ómnibus en excelente estado, aire acondicionado, asientos cómodos, conexiones para cargar el teléfono móvil, buena música, alerta de parada, alerta meteorológica, etcétera.
Falta liderazgo que vaya sobre intereses
El politólogo y urbanista Mario Villalba manifiesta que existen intereses políticos y económicos que traban la necesidad de mejorar el transporte público. “Se debe pensar en el bien común por encima de los sectarios. Ese liderazgo es lo que está faltando, hasta ahora se privilegia al grupo de empresarios con sus líneas sin mucho control, sin un subsidio y billetaje electrónico transparente para saber cuánto ingresa y se gasta”, indica el docente. Tanta es la desconfianza que incluso hoy se pide la interpelación del viceministro de Transporte Víctor Sánchez y la intervención de la cartera a su cargo.
El Negocio
Existe todo un mercado que se beneficia a costa del aumento del parque automotor, expresa Mario Villalba. Se trata de empresarios de gasolineras, de repuestos, reparaciones. El uso masivo de vehículos particulares genera además mayor demanda de estacionamiento, agrega. Esto implica el uso de territorios que podrían ser plazas o proyectos de viviendas para que la gente no tenga que trasladarse a una larga distancia. Expone que se debe apuntar a ciudades sustentables, a transportes públicos eficientes y que el vehículo particular no se utilice a diario para ir al trabajo. En todo caso, considera que otra estrategia podría ser que la gente de otras ciudades del área metropolitana que viene a Asunción tenga la posibilidad de estacionar en las afueras de la capital, en un lugar seguro, y tomar un bus o tranvía eficiente para llegar a su puesto de trabajo. Pero a largo plazo ya no pensar en la compra de autos, sino un sistema de vehículos particulares, cuando no tenga otra opción. “Debemos pensar qué tipo de ciudades queremos y pensar de aquí a 20 a 30 años”, concluye.
“Falta liderazgo para lograr un mayor control, un subsidio y billetaje electrónico transparentes, para saber cuánto ingresa y se gasta”.
Mario Villalba, politólogo y urbanista.
“Son claves: voluntad política, profesionales capacitados y con formación en el tema, autocrítica y sentido de pertenencia”.
Gabriel Ayala, arquitecto urbanista.
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LAS CIFRAS
600.000
vehículos ingresan al eje capitalino diariamente, generando gran caos en la circulación.
370
vehículos se calcula que existen en el país por cada 1.000 habitantes, según Registro de Automotores.
792.000
vehículos matriculados pertenecen al Departamento Central, que lidera la lista de estadística.