Un grupo del centro liderado por el investigador Yoshihiro Fujiwara captó las imágenes que permitieron realizar los cálculos en las profundidades de la bahía de Suruga, en el centro de Japón, que difundieron este martes junto a un estudio publicado en la revista Journal of the Marine Biological Association of the United Kingdom.
Los investigadores llevaron a cabo varios experimentos entre 2016 y 2017 con cámaras a las que se les instaló un cebo, con el objetivo de obtener información sobre la diversidad de la fauna y la biomasa de los peces depredadores y carroñeros de aguas profundas.
Durante su investigación del 21 de julio de 2016, la JAMSTEC captó un ejemplar de tiburón dormilón de unos tres metros (pueden llegar a medir más de 4, que se sepa) en un sistema de dos cámaras situadas a 436 metros de distancia, mientras intentaba comerse los cebos.
El tiburón tardó 37 minutos entre su aparición en la primera y la segunda cámara, y volvió a ser captado por el primer aparato 31 minutos después, lo que ha llevado a los investigadores a estimar (tras considerar las corrientes de la zona) que la velocidad de nado de esta especie sería de entre 0,21 y 0,25 metros por segundo.
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Estas velocidades “son comparables con las del tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus)”, de entre 0,22 y 0,34 m/s, “que exhibe la velocidad de nado comparativa más lenta entre las especies de peces ajustada por tamaño”, apunta el estudio.
También conocido como tiburón boreal, el de Groenladia es una de las especies más grandes de tiburón, con hábitat también a gran profundidad, y del que se estima un promedio de vida de más de 270 años, aunque pueden llegar a superar los 400. Se cree que el tiburón dormilón podría tener una esperanza de vida aún mayor.
Según la JAMSTEC, es muy inusual ver activo a un tiburón dormilón del Pacífico, sobre el que todavía quedan muchas incógnitas.