En su primera celebración religiosa como cardenal llevada a cabo este domingo en Roma, Adalberto Martínez emitió unas palabras en el idioma guaraní, afirmando que “todos estamos felices”.
“Javy’apa ¿ajepa?, ha javy’a mantearã porque Ñandejára oi ñanendive avei (estamos todos felices, ¿verdad?, tenemos que estar felices porque Dios está con nosotros también). Aquí estamos en la Iglesia de Jesús”, fueron sus primeras palabras al iniciar su homilía.
Mencionó que es la primera eucaristía de acción de gracias que preside como miembro del Colegio Cardenalicio por parte del clero de Roma y colaborador del servicio del obispo de Roma, el papa Francisco y afirmó que se siente como en su primera misa que la realizó en el año 1985.
El arzobispo de Asunción dijo que celebrar la eucaristía desde la Chiesa del Sacro Nome di Gesù, situada en la plaza del Gesù en Roma, “tiene un significado muy especial”.
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En la ocasión, comentó que la figura del cardenal fue muchas veces asociar “con la de quien manda, tiene un poder” y por consiguiente debe adoptar postura de primacía y actuar con sicología de príncipe.
Dijo que con esta actitud se piensa que los clerigos deben ocupar los primeros lugares no solo en los ambientes eclesiales, sino también en la sociedad.
Adalberto Martínez aseguró que María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga, la primera beata paraguaya, “siempre fue inspirada por Mateo 25 siendo joven, siendo laica”. Manifestó que ella veía a Jesús en los pobres y se enfocaba en ellos para ayudarles.
Resaltó que la actitud básica del cristiano es el desinterés unido a la actitud de humildad que tiene como común denominador la pobreza de espíritu, disposición a escuchar a los demás, ocupar los últimos lugares, no pretender ser mejores que nadie, sino mejor que uno mismo.
Además, Martínez afirmó que no se debe juzgar ni menospreciar a nadie, no buscar recompensa, riquezas humanas. Señaló que uno debe considerarse servidor de los demás sin distinciones entre pobres y ricos.
El cardenal instó a comprometerse con la verdad
El primer cardenal paraguayo también comentó que en Roma están muchos compatriotas paraguayos que tuvieron que migrar del país por distintos motivos, quienes “dejaron nuestro suelo patrio” por razón de estudio, de trabajo, aunque indicó que para la Iglesia nadie es extranjero ni extraño.
“Ser migrante tiene su carga de nostalgia y en ocasiones de incomprensión y sufrimientos, pero al mismo tiempo también en varios lugares o países donde nos hemos encontrado con compatriotas, realmente han agradecido la presencia de compatriotas por distinguirse en ser muy trabajadores y también muy creyentes”, expresó.
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A las autoridades nacionales y a los compatriotas quienes viajaron a Roma desde Paraguay invitó a comprometerse con la verdad, con el bien común de la nación, que necesita de todos sus hijos e hijas para construir una patria nueva con oportunidad para el desarrollo humano integral para los habitantes.
Por último, aseguró que “vivimos en una sociedad que tiene suma necesidad” de volver a escuchar el mensaje evangélico sobre la humildad y dijo que correr a ocupar los primeros lugares “quizás pisoteando sin escrúpulos la cabeza de los demás son actitudes despreciadas por todos, que por desgracia son seguidas por muchos” y que el evangelio tiene un impacto social cuando se habla de humildad y de modestia.
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“Los que somos invitados por Cristo a su mesa deberíamos poseer la virtud del último puesto que nos hace reconocer sinceramente que nuestro currículum vitae, nuestra hoja de vida, no es tan notable como lo creemos. Ante Dios no valen pretensiones ni insuficiencias, sino coherencia y humildad”, agregó.
Adalberto Martínez saludó al presidente Mario Abdo
Marcaron presencia en el altar principal de la Chiesa del Gesù el primer santo paraguayo San Roque González de Santa Cruz y la beata paraguaya María Felicia de Jesús Sacramentado.
Tras finalizar la misa el cardenal paraguayo se acercó a saludar al presidente de la República, Mario Abdo Benítez, a su esposa Silvana Abdo, como así también al director de Yacyretá, Nicanor Duarte Frutos, y su esposa Gloria Penayo.
Concelebran la misa el cardenal O’Malley de Boston, el cardenal Cristóbal López, monseñor Amancio Benítez, secretario de la Conferencia Episcopal Paraguaya.
Los compatriotas llevaron las pantallas de karanda’y que fueron pintadas por la Oficina de la Primera Dama con mucho cariño, como recuerdo de nuestro país.