Espero que el próximo año haya menos atropellos en el dizque símbolo de la representación popular, porque si esos son los que reflejan verdaderamente a la sociedad paraguaya, muy mal estamos. Allí expulsaron a una porque decía lo que otros callan, porque metía el dedo en la llaga purulenta de la corrupción, del nepotismo, de la vileza más apocada. Entonces, poco importaron la democracia y la República, y hasta hubo quienes argumentaron que votaron por cortar la cabeza porque estaban pichados, así nomás.
En esta epístola también imploro por más recursos para la salud pública, porque aparentemente la intención de los que dirigen el Estado es completamente la opuesta, exprimir todos los recursos posibles de ese destino, y dejar a quienes padecen a su suerte, matándolos suavemente, cruelmente, sin esperanzas. Eso no se hace, señores y señoras.
Otra solicitud es la de proponer soluciones para la inseguridad, lo que no pasa simplemente por más uniformados en las calles. Deben existir más centros de rehabilitación y de reinserción que de reclusión. El Estado, porque quienes lo administran no hacen lo que deben hacer, ha abandonado demasiados sitios de este país, y entonces impera el desorden, el narcotráfico, la ley del más fuerte, el crimen organizado.
En este mensaje también ruego por más educación, de esa que alcance a todos, donde los padres y madres no tengan que preocuparse por saber de dónde sacar recursos o cómo generar fondos para enviar a sus hijos e hijas a una institución en la cual aprendan a aprender. Ese es uno de los desafíos principales de este siglo, distinguir entre lo útil y lo inútil. El presente y el futuro pueden ser de progreso si lo hacemos bien, y de retroceso si tomamos las mismas decisiones equivocadas del pasado. Los ejemplos están, hay que observarlos.
También pido encarecidamente por más protección para los niños y niñas, en especial en esta era de tan fácil acceso a contenido que los puede perjudicar, porque si el estercolero ese hace daño a los adultos, cuánto más a los que todavía son pequeños. Pido igualmente aquí mayor cuidado para las mujeres, pues parecía que íbamos superando desagradables situaciones que ellas debían soportar, pero la realidad apunta a una regresión que perturba.
Demando además mejor atención para los adultos mayores. Han pasado por mucho, y deben tener la posibilidad de descansar dignamente. A aquellos que no tienen sustento, no les podemos negar las condiciones óptimas de vida. La seguridad social es innegociable. Necesitamos efectiva distribución de la riqueza, esa que tanto le gusta declarar al mburuvicha nacional.
Los servicios públicos dejan mucho que desear, así que ahí está dicho. La calidad de estos determina la importancia que le dan al Estado los administradores de turno, y actualmente la coyuntura no es alentadora. Las prestaciones que ofrece este país obligan a muchos a dejar el territorio; es urgente un cambio, y no vengan con burocracias estériles que buscan impedir que esos compatriotas que se fueron puedan votar. No lo hacen siempre por voluntad propia, y el bumerán que están lanzando con esa propuesta les va a resultar en contra, están advertidos. Despoblar el país no conviene.
Requerimos que esa macroeconomía que pocos tocan, considere más las carencias que afectan a la mayoría. Debe existir el transporte público, oportunidades laborales, viviendas dignas y no guetos, justicia al fin. Los pedidos siguen, pero el espacio se acaba. Feliz 2025.